Harto ya de tantas patrañas ancestrales e indignado por la incultura universal, me atrevo a desmantelar un par de falacias (actualmente se les llama fake news) de una magnitud inexorable: la primera de ellas se refiere al firmamento; no al del notario en actas y herencias sino a lo que se refiere al cosmos, o sea, a la bóveda celeste.
Ya va siendo hora de sentar cabeza y desmentir un hecho que, de tanta reiteración, se ha querido, malignamente, darle forma de verdad irreversible (viene a ser aquella famosa frase del mandamás nazi, Göbbels: “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”). Vamos, pues, allá: las estrellas –se quiera admitir o no- solo existen de noche. Aquello de que se ven nocturnamente porqué el cielo aparece oscuro y resaltan con su brillantez, pero que -aunque no se puedan visionar, están, sí que están, no va a ninguna parte; no se sostiene intelectualmente ni se aguanta bajo una mínima tesis científica. Las estrellas se ven de noche porqué “existen” de noche, solamente. De día, no hay estrellas. Que quede claro. No están ni se las espera. ¿Alguien con un poco de sentido común ha visto, jamás, una sola estrella de día? ¡No! Porqué no hay.
En segundo lugar quiero reivindicar, de una vez por todas, el innegable hecho de que la Tierra es plana. ¡Ya está bien de tanto camelo organizado y de tanto embuste y patraña grosera! Los vendedores de globos terráqueos –con bombilla interior o sin ella- se han forrado durante siglos a base del engaño y la estulticia. ¡Ya vale!
El tal Anaximandro de Samos, un tío griego que dicen que fue el primero en afirmar que la Tierra era redonda nunca ha existido; por lo menos nadie, jamás, ha podido dar constancia de su existencia, vamos. Otra grave tergiversación de la Historia en mayúscula.
Galileo Galilei, otro que tal. Otro falso astrónomo y científico inventado para tapar las vergüenzas de la miseria existente durante el llamado Renacimiento (tampoco se ha podido probar que durante esta época -que algunos definen como prolífica en cultura, ciencia y arte-, de verdad verdad, no volvió a nacer nada ni nadie, como su falso nombre indica. Renacimiento). A lo que íbamos: por mucha Viquipedia que se invente, Galileo parece que nunca llegó a existir.
Un servidor ha visitado Australia en mas de una ocasión y ha podido comprobar in situ como el personal anda normal, es decir, con la cabeza en lo alto y los pies pegados al suelo. Y los árboles tienen sus ramas arriba y sus raíces perfectamente enterradas, tierra adentro, como debe ser. Un simple ejercicio, casi infantil, demuestra claramente que, situando unos muñequitos de lego alrededor de una esfera, unos, los de la parte superior se mantienen erguidos, fijos, tiesos, erectos, como en posición de firmes; mientras tanto, los otros, los de la parte inferior de la bola, o bien se caen al vacío –por aquella famosa ley de la gravedad- o bien están del revés, básicamente cuando se les pega con algún tipo de cola; sin pegamento, se caen irreversiblemente. No hay más atutía.
Tengo una extensa documentación científico-astronómica que sostiene este argumento; no voy ahora, de todos modos, a molestarles con tecnicismos ni con extensas consideraciones de un rigor indiscutible.
Así pues, a la hoguera todos los fabricantes de “bolas del mundo” y, ya de paso, todos aquellos que, difamando a toda la humanidad, han ido proclamando que la Tierra era redonda: ¡idiotas!
A ver si me acuerdo y, en otra ocasión, les escribo sobre la Luna, que también tiene su aquel…
… en la historia de la Humanidad han habido grandes obras culturales, frescos, templos, sinfonías, inspiradas en las creencias religiosas y sus historias… ha habido guerras que han movido fronteras y desplazado poblaciones enteras, han habido matanzas, pogromos, persecuciones… han habido herejías y predicadores viajeros, han habido peregrinos fundadores y cruzadas… es increíble que el ascenso de civilizaciones y el ocaso de otras hayan estado tan condicionadas por ese sentimiento intercultural tan humano que son las supersticiones… basadas en la mayor fake news del mundo mundial… la existencia de lo imaginado pero inexistente…