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“La pandemia del médico quemado se dispara en Baleares”

Un artículo de Miguel Lázaro

Médicos en una intervención.
Médicos en una intervención.

El llamado desgaste profesional o Burnout está relacionado con el contexto laboral y que resulta del desequilibrio entre las demandas que el ejercicio profesional exige y las capacidades de afrontamiento del trabajador. Que levante la mano el médico que no está quemado en este sistema sanitario público, que es como el dios Cronos que devora a sus hijos. La clave es qué grado de socarramiento padece uno.

El burnout o síndrome del médico quemado es una respuesta emocional inadecuada a microestresores laborales crónicos y acumulativos, cuyos rasgos más importantes son : agotamiento físico y psicológico, actitud fría, deshumanizada y despersonalizada en relación a los compañeros y a los usuarios e intensos sentimientos de fracaso e inadecuación personal con respecto al trabajo .Se manifiesta en forma de síntomas psicosomáticos así como síntomas ansioso-depresivos, alto absentismo e insatisfacción laboral con deseos de abandonar el trabajo, baja autoestima, bajo rendimiento ,abuso de alcohol, disfunción familiar, mala calidad de vida , baja productividad y mala calidad en la prestación de los servicios, siendo finalmente las victimas los ciudadanos y los usuarios. El drama está servido.

Es pues un problema de salud pública, en el que se da el fenómeno del “iceberg”, es decir la proporción oculta de médicos afectados es mucho mayor que la que sale a la luz y es conocida. El médico tiene muchas veces dificultades para reconocerlo, ya que muchas veces lo niega o no sabe que lo padece, ya que aparece insidiosamente y evoluciona de forma paulatina ;muchos de ellos son diagnosticados y causan baja con diagnósticos de depresión, ansiedad o estrés.

El burnout no sólo es privativo del colectivo médico ya que también afecta a los docentes, a los jueces, a los servicios sociales, al personal de las ONG y especialmente al personal que trabaja en Salut Mental.Es decir afecta a los colectivos sobre los que se articula el estado del bienestar.

Esta enfermedad laboral que afecta del 30% al 50% de las profesiones de servicio, es un “cáncer” del sistema del bienestar público y democratico, ya que ataca a tres pilares básicos: sanidad, educación y justicia, considerándose como grupo de alto riesgo a los profesionales que trabajan en estos ámbitos . El médico (más del 50% de la atención primaria, el 30%de la especializada y con dos picos: 3-4año del MIR y a partir de los 50), se siente atrapado en el usted no puede ganar, no puede empatar pero tampoco puede abandonar el juego.

¿Cómo responder, prevenir y abordar la fatiga de la compasión del médico? Teniendo en cuenta su naturaleza multifactorial, es preciso actuar a todos los niveles, aunque los factores organizacionales deban de ser responsabilidad de las administraciones y un objetivo y exigencia prioritaria de las organizaciones sindicales, profesionales y del COMIB.

¿Por dónde empezar? por lo más obvio: saquemos a la luz las cifras del burnout, hagamos un mapa del burnout que permita detectar y cuantificar a los excelentes médicos “quemados”. Prioricemos la ayuda y la atención a los que ya lo padecen (de ahí la necesidad de potenciar el Plan de ayuda al médico enfermo-PAIM- del COMIB) y establezcamos programas preventivos de información y sensibilización .

Hoy más que nunca hay que recuperar la imagen y devolver el prestigio a todos los médicos , empezando por los 700 , que lo hacen en la maltrecha Atención Primaria.

Ya saben en derrota transitoria porque nunca hemos estado en doma.


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