9 de cada 10 jóvenes ha visto pornografía en Baleares. Así lo indican los jóvenes de las Islas Baleares encuestados en el estudio sobre la pornografía en las Islas Baleares coordinado por la Universidad de las Islas Baleares y encargado por el Gobierno de las Islas Baleares, a través del IBDONA.
La pornografía es hoy un producto que se consume con normalidad por parte de los adolescentes sin que las madres y los padres sean conscientes de ello. Menos del 15 por ciento de los progenitores encuestados creen que sus hijos o hijas consumen, cuando el 90 por ciento de los adolescentes de entre 13 y 18 años indican que ya han visto pornografía, con una edad media de inicio de 12,8 años. Además, cada vez más los chicos, y sobre todo las chicas, producen pornografía con el móvil en su habitación —en este caso, pornografía infantil, cuya distribución es un delito— que termina en plataformas de Internet , con consecuencias graves para su presente y futuro.
Este estudio tiene diferentes partes. La primera incluye un análisis, tanto cuantitativo como cualitativo, de las formas de acceso y consumo de la pornografía en la adolescencia de las Illes Balears. Contiene un análisis de las consecuencias de este acceso y consumo en su vida y en su desarrollo emocional, social, psíquico y sexual.
La parte 2, que incluye un análisis del marco normativo pertinente en el ámbito internacional, europeo, estatal y autonómico, así como de los marcos normativos más avanzados de los países de nuestro entorno, con el fin de tener una visión de las obligaciones de los estados, su nivel de implementación y de las medidas más efectivas para regular esta cuestión.
Y la última parte incluye un análisis de las diferentes formas telemáticas existentes, tanto de control como de acceso a contenido sexual indeseable por parte de menores, de las nuevas tecnologías sobre control telemático y verificación de la edad, y de la eficacia y la implementación en la práctica de estas herramientas tecnológicas.
En España la prevalencia del consumo de pornografía online en adolescentes y jóvenes en 2018 (12-18 años) era del 70,7%, con un 86,9% en lo que respecta a los hombres y un 54,8% en cuanto a las mujeres. El incremento, en lo que se refiere a Baleares, ha sido de casi 15 puntos entre las adolescentes y de 8 puntos entre los adolescentes.
Edad de inicio de la visualización habitual de pornografía. La media de edad de inicio son los 12,7 (DE = 1,53) años para ellas y 12,98 (DE = 1,49) para ellos.
Para completar el análisis de los impactos, se han planteado cuestiones concretas en relación a conductas significativas, al conjunto de la muestra. Las cinco respuestas más frecuentes son las siguientes:
- Reducción del uso de preservativos: 11,1% entre sí y 10,0% entre ellos.
- Presión a realizar prácticas que no quería realizar: 8,9% entre ellas y 2,2% entre ellos (6,7% de diferencia). Las mujeres se han visto más violentadas.
- Sexo con personas que no conocen: 6,6% entre sí y 3,7% entre ellos.
- Envío de imágenes pornográficas a amistades: 5,8% entre ellas y 3,9% entre ellos.
- Filmaciones sexuales del cuerpo o de prácticas sexuales propias: 3,4% entre sí y 2,1% entre ellos.
En cuanto a la opinión de las madres y padres, un 66,61% están preocupados (bastante o mucho) por el consumo de pornografía en sus hijos, mientras que el 68,52% están bastante o muy preocupados por el consumo por parte de sus hijas.
Para mejorar la situación actual, los y las adolescentes participantes en los grupos de discusión proponen:
– la reestructuración de la educación afectiva y sexual
– la regulación de la pornografía
– la implicación de la familia en los procesos formativos.
Exponen la necesidad de cambio del contenido de la educación afectiva y sexual (EAS), centrado en los métodos de prevención de enfermedades de transmisión sexuales (ETS) y embarazos no deseados. Sugieren más charlas que se realicen en un espacio seguro, con grupos reducidos, donde se complemente la información de prevención con otro tipo de contenido en el que se traten y se resuelvan dudas y sus inquietudes: los diferentes tipos de identidades y orientaciones sexuales, sobre sexualidad, de relaciones afectivas y sexuales, y que sean impartidas por profesionales de la salud y la psicología. Hacen especial incidencia en la temporalización de estas charlas, iniciándose en primaria, sobre los ocho años, con el objetivo de sentar unas bases sólidas.
El estudio completo está publicado en la página web de la UIB.