Tras el Caragol des Born la colcada acudió a la ermita de de Sant Joan de Missa para presentar sus respetos. Allí les esperaba el obispo Gerard Villalonga que este año vive esta fiesta por primera vez en su nuevo cargo. Caixers y Cavallers mostraron su devoción por el santo antes de regresar a Ciutadella en donde les esperaba Sa Convidada. En los aledaños de la ermita el ambiente era el propio de las fiestas con muchas afamilias que acudieron a celebrar una jornada campestre con la familia.
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… las fiestas son eminentemente clasistas en cuanto a lo de seguir las pautas protocolarias, es evidente… y se comprueba también en lo de la ermita, un reducto reducido en donde no caben la gran mayoría de ciudadanos del municipio, así que siempre van los mismos, los más fanáticos religiosos, con sus familiares y amigos enchufados… no tiene ningún interés… el componente confesional de la fiesta ya hace tiempo que cayó en picado y a nadie interesa, el protagonista no es el recuerdo de un santo de hace siglos, muerto y enterrado, sino los caballos que sudan y hacen cabriolas en las calles, los encuentros de amigos los saludos y convidades de los lugareños y el toque de color de los turistas curiosos y las adolescentes mallorquinas… lo de la ermita es una anécdota, por mucho que el obispo se acicale y se ponga su disfraz…