Lo recuerdo como si hoy fuere la visita a SA TAULA como alumnos de Primaria tras unos días lluviosos y mi exclamación:” Maestro, que barca más chuli”.
Mis ojos de chaval vieron reflejada SA TAULA al inverso en un charco próximo…como por pura magia (SA TAULA), era casco y velamen.
El maestro en días sucesivos nos deleitó con el mito de Isis y Osiris del antiguo Egipto detallando la renovación cíclica de la naturaleza (tal como se observa en los ciclos lunares), las crecidas del Nilo y el desarrollo de las plantas, animales y seres humanos y la realidad de la muerte como misterio y permanencia a la vez.
También de manera más general aprendimos como en el pensamiento mítico los dioses y las estrellas atraviesan el cielo en una barca y así debía hacerlo el difunto. La barca reaparece como medio de sobrevivencia en muchos ejemplos: El mito de Caronte, el hijo de Erebo y de la Noche, barquero del Hades griego, que tenía por misión trasladar las almas sobre su barca a través de la laguna infernal; la Barca Vikinga que como vehículo funerario albergaba el cuerpo del difunto y que era dirigida hacia el mar abierto en llamas; la barca en la que Noé logró salvar su familia y a los animales por parejas del furor de Dios en forma de Diluvio Universal.
Las embarcaciones comprendimos, además de su amplia utilización como medio de transporte y comunicación, servían también como medio para expresar conceptos en otros ámbitos como el religioso y funerario.
La UNESCO que declara Patrimonio de la Humanidad la Cultura Pétrea de Menorca ha causado que tales recuerdos del pasado sean revisitados y apostar para que eso las “Piedras” y sus constructores nos hablen de su Mito Talayótico.
Menorca desde antiguo por su ubicación en el extremo occidental del Mediterráneo fue señalada como ¨Cementerio¨ muy apreciada entre sus pares de Malta y Cerdeña alzando Templos (SES TAULES) dando culto a la vida de los difuntos.
Sa Taula alzada descomunalmente en alto por el pie que la muestra en forma ciclópea habla de eternidad en el tiempo y como fuente de estabilidad y aplomo a su vez.
La visión de la cultura talayótica la alcanza el que rema de espaldas al más allá (hacia Levante) fija la mirada al pasado original (El Poniente) del que somos y avanzamos. Sí, las raíces (los ancestros) como en hombros de gigantes nos habitan.
Si se consigue que cesen las estaciones, se sequen los mares y los otros efectos del cambio climático y sólo nos reste dinero qué comer, el mito que hasta hoy es nuestro patrimonio valga valorarlo y también vivirlo como una epopeya sin fin.
… resulta ya cansino comprobar día sí y otro también, que supuestos pensadores se empeñen en proyectarnos sus particulares inquietudes espirituales, ADUEÑÁNDOSE del patrimonio de todos, colando sus creencias en sesudas INTERPRETACIONES oportunistas, de lo que son los monumentos megalíticos menorquines… venga ya, un poquito de por favor… ni dios existe, ni tampoco la vida después de la muerte, nos morimos y ya, fin, punto y aparte… y lo que pensaban las anteriores culturas será eso o no, no lo sabremos, es sólo una intuición que aunque se repita a lo largo de la historia no es prueba de nada… es increíble cómo acabamos por chochear todos en cuanto empezamos a envejecer un poco… y lo digo por todos los líderes religiosos del orbe, unos vejestorios empastillados de narices…
La agresividad oscurece el mensaje.
… el mensaje sutil y repetitivo adormece, pero cala más hondo… lo melifluo endulza el mensaje para hacerlo tragar mejor y apaciguar la crítica y el cuestionarse los argumentos… una sacudida de vez en cuanto vivifica y obliga a desperezarse, a tomar conciencia de que hay voces discordantes y de que éstas también tienen opiniones, que pueden gustar o no, pero son tan válidas como las de los que quieren una sociedad adormecida e infantiloide…
Hay otras opciones. La lucidez no tiene por qué ser “meliflua”. Y si te pones agresivo sólo vas a llegar a los que ya están de acuerdo contigo, y no a todos. Estás justificando tu agresividad como si tuviera algún poder mágico sobre la comprensión que puedan obtener los demás, pero la cosa va al revés. Ya conoces el dicho, “la ira ciega”. Al que la vive y al que la recibe. Aparte de eso, atravesando la sarta de sandeces que sueltas, y lo insultante que te pones con el autor del artículo, aprecio tu visión más o menos liberada de ciertos condicionamientos culturales. También me estoy riendo con esta conversación. Y también pienso que mientras tanto caen bombas en la franja. Y que mientras suceden esas cosas terribles sería mejor no enredarnos ni en taules i talaiots, ni en sueños infantiles, ni en universos poéticos. En fin, sí, dormidos estamos.