Su oficio es fotógrafo y no es la primera vez que viaja a Ucrania. De hecho, en estos viajes ha podido tomar contacto con asociaciones que se dedican a dar soporte a la población civil. Una de las necesidades básicas reside en alimentar a los más necesitados y, en este rango, encontramos que hay muchos bebés y niños pequeños que apenas tienen recursos para conseguir comida. Eso ha motivado a Emilio a organizar una serie de puntos de recogida y eventos que irá anunciando hasta final de año para recoger tanta leche infantil puede obtener de donaciones.
Las familias de Ucrania están experimentado violencia, traumas, destrucción y separación por culpa de un conflicto que no se sabe qué durará. Los niños siguen siendo víctimas fatales o han resultado heridos, y están profundamente traumatizados por la guerra, que ha provocado desplazamientos a una escala y a un ritmo que no se veían desde la Segunda Guerra Mundial. Escuelas, hospitales y otras infraestructuras civiles de las que los niños y niñas dependen siguen siendo blanco de ataques.
Según Savethechildren, 247.440 niños -un promedio de 903 bebés al día- han nacido desde el 24 de febrero de 2022 de mujeres que vivían en Ucrania cuando la guerra se intensificó. Son datos de finales de 2022, por lo que podemos suponer que la necesidad no ha menguado para un porcentaje especialmente sensible de la población.
Chamizo está intentando coordinar una recogida en farmacias para que, quien quiera sumarse, pueda comprar y dejar allí leche infantil (que no se caduca fácilmente) para llevarla hasta el mismo corazón de la guerra. Sus cálculos aspiran a reunir 2.000 botes de leche en polvo antes de 2024 y volver al punto en el que hacía fotos del drama de la guerra y donde tomó contacto con la asociación que atiende a los bebés y niños de las familias a las que hoy se les da una porción ínfima.
