Simone Weill , judía fallecida en 1.943, filosofa, mística, miembro de la columna Durruti en España y de la resistencia francesa, dejó escrita una obra “ Notas sobre la supresión general de los partidos políticos”. Para ella un partido político es una máquina de fabricar pasión de grupo, una organización construida para ejercer una presión colectiva sobre el pensamiento de cada uno de los seres humanos, con el único fin de su propio crecimiento como partido. Aun en un régimen democrático todo partido es totalitario en su germen y sus aspiraciones.
Supongo que escribió impactada por los años 30 y 40, con la guerra civil española, el estalinismo, el nazismo, el fascismo. En su etapa histórica no encajaba la idea clásica de la democracia y de política como unida a la filosofía. Estaba ya sustituida, desde hacía siglos, pero en el siglo XX más, por otra que hablaba de la política organizada en grupos de partidarios llamados Partidos. Integrados por personas con un único objetivo, conseguir el poder y cuanto más poder posible para sus cuadros que se constituían en profesionales.
La diferencia entre los ciudadanos y los políticos era que estos habían decidido constituir su vida sobre la base de tomar partido y criticar las ideas ajenas y a los contrincantes que las sostengan, y aquellos desempeñaban la función pública de criticar a los políticos.
Las sociedades querrían tener políticos, sabios, participativos, empáticos, insobornables, incorruptibles y tan prestos a dejar sus puestos como sacrificados para asumirlos. Yo también, pero pensemos, porque hoy en el siglo que vivimos, probablemente un ser que tuviera esas condiciones sería un mediocre administrador de su sociedad, la cual no presenta estos valores como dominantes. Nunca llegaría a alcanzar el poder o lo perdería ante otros más ambiciosos , fuertes y con escasos principios irrenunciables que lo devorarían.
Cuatro ejemplos sobre la política y los policos hoy: saben lo que quieren, a donde van, tienen las ideas claras, son implacables y capaces de moverse por donde sea para conseguirlo. Quien no lo comprenda no entenderá la política actual al margen de cualquier juicio de valor.
Pedro Sánchez, Yolanda Diaz, Arnaldo Otegui, Isabel Ayuso,
Tenemos la masacre de Podemos y la investidura de Pedro Sánchez como Presidente de Gobierno. La imagen de Irene Montero y de Ione Belarra, el día del debate de investidura y del intercambio de carteras ministeriales, ha sido un nuevo triunfo político. Cuando hubo necesidad de utilizar a Podemos se le utilizó. La cuestión fue bien para conseguir el poder, pero no para la sociedad. Esta quería un PSOE más alejado de la extrema izquierda. Conseguido el beneficio inmediato, no fue bien a medio plazo y anunciaba un estorbo a largo plazo. El PSOE pagó precio en las últimas elecciones, era obligado romper con Podemos. Los perfiles y errores de ambas ministras, “sumados”, dieron la oportunidad, de cortar, aprovechando una operación puente que fue la de Yolanda Diaz.
Que se troceara la pieza y se quemara el bacalao era otras cosa. Ni Diaz ni “sumamos” era Podemos sino algo más débil y manejable. Ha salido reforzado. Conseguir un gobierno de coalición con Sumar y ganar la investidura ha sido una operación política que sólo es para los profesionales muy buenos. La investidura pactando con muchos partidos, tensionando a la sociedad y una amnistía de caramelo envenenado, son vectores que necesitan mucho genio e inteligencia política tal como lo entendemos hoy.
Pedro Sánchez es Presidente del Gobierno, y Puigdemont tiene un papel a cambio. El precio político no lo pagará Pedro Sánchez, al revés, igual que con PODEMOS se los quitará de encima y Puigdemont jamás volverá a ser lo que fue. Quedará como amnistiado en lugar de mártir encarcelado. Solo queda soportar la foto de Puigdemont volviendo a Barcelona y la manifestación patriótica correspondiente de unos y otros y esto y los Presupuestos Generales del Estado, cuanto antes mejor, para dar más tiempo a la recuperación de la legislatura.
Yolanda va a lo suyo. Donde ha estado se lo ha cargado, hasta llegar a la Vicepresidencia del Gobierno. Había que liquidar a Podemos y ambos, Pedro Sánchez y ella, por interés común coyuntural lo han hecho sin ningún problema. Nos queda por ver quien quitará de en medio a quien. Yolanda Diaz no va de favorita, pero va a por todas.
Arnaldo Otegui ha pasado del mundo del Movimiento de Liberación Vasco, y aguantar a ETA, a cargársela en las conversaciones del Caserío, pasando por la cárcel. Mientras “Thierry” paga, Bildu hace que se olvide ETA y se come al PNV. Al día siguiente , manifestación en Bilbao, a la calle, mientras Junts estaba entre despachos y algodones. Lo dijo, es la legislatura del camino hacia Euskara Herria. Una escenificación clara de que ha salido al menos empatado con el pacto y posiblemente ganador en su terreno, aunque en márgenes considerados tolerables para el fin obtenido desde Presidencia de Gobierno. Empate. Solo hay uno que no pierde en todo esto.
Isabel Ayuso. Lleva tres elecciones consecutivas. La primera elección no ganó pero gobernó. Fundió a Gabilondo, filosofo, de la clase de políticos deseables por la sociedad, que había sido el más votado. La segunda ganó y gobernó. La tercera ya ganó con mayoría absoluta. Ella sigue, Pablo Casado no y se dice que algo tiene que ver en su retirada. Mientras a ella le gusta la fruta a Feijoo la psiquiatría, y esto ya señala por dónde va a ir la cosa en el PP.: unos a Galicia y otros en Madrid.
Esta es la política que vivimos, puede no gustar, generar rechazo, hasta arcadas, o ganas de no querer participar, pero debemos saber que es la que tenemos.
Aristóteles es como Montesquieu , los dos están muertos.
Pero a los dos les soy fiel en el recuerdo.
Si la política es el arte de lo posible…sin más, la crispación que se palpa muestra que mucho de lo que nos une es La Roja metiendo goles cuando los mundiales y no tanto la Costitución como tal I cuál…todo un “trecho” para que los pueblos de “Iberia” se valoren mutuamente y opten para una convivencia plural y cívica.