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“El espíritu (musical) de los ochenta”

Un artículo de Josep Maria Aguiló

Los Secretos en el Lazareto Festival (Foto: Tolo Mercadal)
Los Secretos en el Lazareto Festival (Foto: Tolo Mercadal)

El espíritu (musical) de los años ochenta se me apareció ayer por la noche, de improviso, mientras estaba durmiendo, casi a la manera del primer espíritu que se le presenta a Ebenezer Scrooge en el Cuento de Navidad del maestro Charles Dickens.

Sin embargo, en lugar de mostrarme alguna imagen dichosa y feliz de alguna Navidad de mi juventud, ese espíritu empezó a susurrarme al oído las letras y las melodías de varias de las mejores canciones de los grandes grupos y solistas españoles que empezaron sus carreras musicales hace ya cuatro décadas.

No sé muy bien por qué, pero ese bondadoso y entrañable espectro melómano fue agrupando aquel revival ochentero de tres en tres canciones. «Pensando en ti, no logro adivinar, qué es lo que hay que te hace especial. Realmente no sé qué tienes, pero me arrastras como un imán hacia ti, sin querer… Bares, qué lugares tan gratos para conversar. No hay como el calor del amor en un bar… Sí, yo caí, enamorado de la moda juvenil, de los chicos, de las chicas, de los maniquís, enamorado de ti…».

Y eso fue sólo el principio, porque los temas iban sucediéndose de manera sincopada. «Tú eres mi enfermera de noche y siempre estarás a mi lado. Tú eres mi eres mi enfermera de noche y siempre estarás a mi lado… Tren de medianoche vuelve a pasar. Nunca consiguió olvidar. Tren de medianoche, tráela junto a mí, sé muy bien que volverá. Y las estrellas le acompañarán… Mediterráneo, tierra de pasión. Mediterráneo, ruta de calor. Mediterráneo, eterno verano al sol…».

No podían faltar tampoco, además, determinados clásicos hoy ya eternos. «Yo tenía un novio que tocaba en un conjunto beat. Sus amigos me querían y mi novio me quería. Le ayudaba a cargar el furgón en la batería… Hoy no me puedo levantar. El fin de semana me dejó fatal. Toda la noche sin dormir. Bebiendo, fumando y sin parar de reír… Sobre un vidrio mojado escribí su nombre sin darme cuenta. Y mis ojos quedaron igual que ese vidrio pensando en ella…».

Poco a poco, gracias a esa buena y memoriosa ánima, me iba entrando una creciente y dulce sensación de nostalgia y de melancolía. «Y yo te buscaré en Groenlandia, en Perú, en el Tíbet, en Japón, en la isla de Pascua. Y yo te buscaré en las selvas de Borneo, en los cráteres de Marte, en los anillos de Saturno… Cómo pudiste hacerme esto a mí, yo que te hubiese querido hasta el fin. Sé que te arrepentirás…El pistolero ha llegado ya a la ciudad. Se ha apodado ‘El Tuerto’. Su profesión es matar…».

Aun así, había también momentos para el juego algo pícaro y sensual, un poco fetichista y hasta casi perverso. «Y es lo que yo te digo, los amigos de mis amigas son mis amigos. Uhhh, vaya lío, los amigos de mis amigas son mis amigos… Stop, mi bruja, con tacón de aguja, víctima del desamor. Date prisa, envuélvete en el brisa, olvida tu mal humor… Vístete, te sigo esperando, blusa aquí, falda allá, hey, cálzate, pon cuero sobre seda negra, vístete, aguantaré…».

Incluso pude disfrutar con alegría de nuestro propio pop-rock isleño más popular. «Debajo de una sombrilla, pensando un cocktail de ron, apareciste de pronto, con tu bote de aerosol… Llevo un año luz sin saber si voy subiendo o voy bajando. Todo es nada y al revés. Llevo un año luz persiguiendo una sombra que no se deja coger… Telefóname, telefóname. Telefona’m, sinó me penjaré. Telefóname, telefóname. Telefona’m, sinó me penjaré…».

Al mismo tiempo, se iban sucediendo composiciones románticas que incluían paisajes, barriadas o ciudades. «Més lluny de les muntanyes, jo vull trobar un racó per viure sense pressa i ser l’ombra de teus cos. Si et quedes, ahhh, si et quedes amb mi… Vivo en el número siete, calle Melancolía. Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría. Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía. Y en la escalera me siento a silbar mi melodía… Intenté dejar de ser un extraño en Madrid, solitario, sin fortuna. Un extraño en Madrid, siempre viviendo en la luna. Un extraño en Madrid, cuál será mi próxima estación…».

Y había espacio igualmente para posibles experiencias personales propias. «Creo que haciendo el tonto por la vida voy. Creo que en medio de un berenjal siempre estoy, a cada paso que doy… Es una noche de lluvia en Madrid. No tenemos sitio a dónde ir. Todas las puertas están cerradas. Nadie atiende a nuestras llamadas. Y los teléfonos no dejan de comunicar… Y era tan hermoso caminar hacia ningún lugar, confundiendo sueño y realidad. Y todo era verdad…».

Los recuerdos se iban haciendo cada vez más nítidos con cada nueva canción que iba rememorando aquel generoso y amable fantasma dickensiano. «El ron y la cerveza harán que acabes mal. Nena, ven conmigo, déjate llevar. Hoy te enseñaré dónde termina el mar. Y cien gaviotas dónde irán… Qué es lo que tiene el aire de la mañana, que limpia los temores de mi corazón. Las dudas que anoche eran tinieblas, son simples tonterías a la luz del sol… Mil calles llevan hacia ti. Y no sé cuál he de seguir. No tengo tiempo que perder, y ya se va el último tren…».

Esta pasada noche, el espíritu (musical) de los años ochenta me susurró todas estas canciones y algunas otras joyas más al oído, por lo que durante unas pocas horas fui de nuevo un fan absoluto y total del pop-rock español de hace cuatro décadas, un fan joven, ilusionado y feliz. Poco antes de despertarme, se introdujeron también en mi sueño el espíritu (musical) del presente y el espíritu (musical) del futuro, y lo más curioso es que creo que traían más o menos el mismo repertorio rítmico que acabo de exponerles hoy aquí.


Comment

  1. … te la coges con papel de fumar, así que te pongo un par más que te has dejado… “Por la mañana, yo me levanto / Y voy corriendo desde mi cama / Para poder ver a esa chiquilla / Por mi ventana” (Chiquilla!)………….”No sé lo que me pasa últimamente / No dejo de espiar a mi vecina de enfrente / No sé lo que me pasa últimamente / No dejo de espiar a mi vecina de enfrente” (un pingüino en mi ascensor…………. “La dulce niña Carolina / No tiene edad para hacer el amor/ Su madre la estará buscando / Eso es lo que creo yo / Carolina, trátame bien / No te rías de mí, no me arranques la piel / Carolina, trátame bien / O, al final, te tendré que comer” (M Clan)…………….. y la mejor = “Lo estás haciendo muy bien, muy bien / Lo estás haciendo muy bien, muy bien / Lo estás haciendo muy bien, muy bien / Lo estás haciendo muy bien, muy bien, muy bien” de los geniales SEMEN UP

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