Consecuencia de anteriores artículos es la reflexión sobre si las ideologías tienen sentido. Este análisis ha interesado a la filosofía, muy mal avenida con la política y viceversa.
Desde la filosofía, por un lado, se piensa que tiene la misión de mantener una voz crítica frente a las contradicciones, manipulaciones y engaños del poder político y económico, y plantear las preguntas que nos ayuden a no renunciar al principio de humanidad. Desde la política, por el otro, se ha intervenido a la filosofía en los planes de estudio.
Me eduqué en valores de libertad, igualdad, tolerancia y fraternidad, con un contenido ideológico personal de interpretación desde el socialismo. Aquello era primero la idea y después el político. Pero ahora ¿Qué votamos?¿personas, partidos, programas, ideologías?. ¿Para qué votamos?. Se ha conseguido que un porcentaje alto de ciudadanos no tenga ni idea para qué vota o simplemente deja de votar, por desencanto, perplejidad, indignación y o preocupación. Esto es común en todos los partidos políticos.
¿Votamos a quien ofrece líneas amarillas para aparcar en lugar de rojas oblicuas con parquímetro o votamos la intervención pública o la libertad de empresa en la pintura del parking?. ¿Votamos al que mejor imagen nos trasmite o votamos qué filosofía o qué criterios de fondo va a aplicar en las líneas que pintará si llega a gobernar.
Es para “matarnos” estar perdiendo lo que teníamos. Tensos por todos lados, las ideologías son más necesarias que nunca en las elecciones , y solo hay dos. En una sociedad compartida, solidaria y estable, la ideología es un instrumento de dialogo y de confianza veraz con los ciudadanos, y realiza una función de balanza equilibradora entre los extremos.
Las palabras “progresismo” o “fascismo” no son ideologías, no significan nada, solo son definiciones vacías para la utilización por quien no tiene demasiado contenido intelectual como percha de discurso. Para la organización social final, la ideología de sus gobernantes es esencial, el pragmatismo no. Sólo vale para conseguir el poder y su ejercicio no significa necesariamente beneficio para la sociedad.
Los políticos deben tener valentía para ser claros y no ambiguos, no vale buscar el margen flexible de la maniobra. Deben tener también fuerza para ejecutar la palabra dada de acuerdo con una ideología sin reposicionamientos que la rompan. Los candidatos que deberían ser votados son los que mantengan la confianza en una línea recta de obrar, que va o debe ir más lejos que alcanzar el poder inmediato.
Todos somos dueños de nuestros silencios pero esclavos de nuestras palabras, los políticos quizá más. Ser candidato debe ser tener valores e ideología y trasmitir un mensaje de concepción social integral. Con esta maleta se debe ganar o perder unas elecciones democráticas sin miedo, pues de eso se tratan las elecciones uno gana otro pierde, como puede ser un resultado diferente en otro proceso.
Los modelos de Vox y de Podemos-Sumar ( ya divorciados) no son modelos que resistan la contienda política parlamentaria continuada. En España o terminan en revolución, o en chalet, los unos, o acaban en golpe los otros. Ambos son alternativas inasumibles, por lo que constituyen modas o experimentos de búsqueda, pero no ideologías.
Los nacionalismos son circunstancias territoriales con intención de segregación para repetir las mismas ideologías existentes en la entidad matriz. Podemos, Sumar, Vox, JuntsxCat, etc. son partidos políticos temáticos. El feminismo no es una ideología por ser de un solo género. Es la moda del siglo XXI, junto con todas las cuestiones de genero arcoíris, desde la reivindicación del siglo XX. Esta bien que sea este debate no solo con el género masculino sino entre el genero femenino pues tiene diferentes feminismos. No es el mismo el feminismo de una ejecutiva madre de familia, que el de una política agarrada a la bandera.
Los contenidos de Vox o de Podemos (no son ideologías) podrían perfectamente constituir corrientes dentro de las dos grandes ideologías supervivientes hoy, o Socialismo o Liberalismo. Aquí estas dos ideologías las detentan el PSOE y el PP. Estaríamos en un concepto diferente en lugar del de bloques y de dividir el voto de los socialistas y de los conservadores. Las ideas de centro se han hundido con la desaparición del partido Ciudadanos. Este naufragio, no es el primero en la historia politica por el centro. Abre el espacio para el centro derecha y el centro izquierda. Sin embargo desde ambos partidos no se facilita.
Los únicos modelos que nos restan son bipartidistas porque en realidad solo tenemos dos ideologías hoy , en el sentido filosófico de la política, con cuajo histórico y con experiencia de gobierno consolidada. En la izquierda el socialismo, social democrata , en la derecha el conservadurismo, liberal. Pero ambos tienen en las sociedades desarrolladas terrenos de confluencia y comunes, en los que se puede gobernar conjuntamente, con la amplia franja del centro respectivo de un ala de cada partido. Socialismo o liberalismo, ¿dónde están ahora?, ¿sirven para votar hoy?.
Las izquierdas y las derechas son arquetipos. La izquierda siempre vuelve a su fe de un hombre nuevo, es optimista y voluntarista, mientras que la derecha se define por una inclinación hacia la prudencia política con una concepción más pesimista del hombre como un ser conquistador y dominador para el que la libertad es a la vez un estímulo y un límite ante la acción lo que explica su pasividad ante la desigualdad social.
Para la izquierda la política es un espacio para la realización humana , mientras que para la derecha es prioritaria la necesidad de preservar al individuo de toda intromisión social. Saramago, decía que la derecha puede gobernar sin ideas, no las necesita, más aún en la derecha las ideas son para confundir, pero la izquierda no puede vivir sin ellas aunque muchas veces, con el afán de llegar al poder, los partidos izquierdistas se queden sin ideales y sacrifican sus principios.
Hoy la mayor parte de la sociedad occidental está de acuerdo en lo fundamental: el estado social de derecho. En este espacio tanto el PSOE como el PP se mueven en común. El voto del futuro debe ser ideológico, entre la ideología socialista o socialdemócrata, o la ideología liberal, conservadora, y dialogo entre los dos con sus respectivas alas de centro izquierda o centro derecha. Esto es lo que debe gobernar.
El coste pagado por los ideales en el siglo XX es trágico, pero sería más trágico la perdida de las ideologías en el siglo XXI y de su debate en beneficio del pragmatismo ideológico porque no sabemos a dónde lleva y no todo cambio implica mejorar.