La música en Menorca (y en todas partes) es así a día de hoy. Los creadores moldean sus temas y cuando tienen lista la canción (se suele hacer de una en una) se lanzan al aire con presentaciones exclusivas, acompañadas en ocasiones de material gráfico o audiovisual y con todo el “ruido” que se pueda hacer en plataformas de audio y redes sociales.
Lejos queda la publicación de un disco como la recopilación de varias canciones agrupadas en un CD o en otro soporte que podías “atesorar”. Ahora no ocupa espacio en el estante, ni lo puedes prestar a alguien para que luego no te lo devuelva. Todo es más etéreo. Pero así funciona.
Hay artistas que no se resignan a hacer las cosas como se había hecho e incluso vuelven a lo retro. Esto está dirigido más bien a un tipo de público que tiene ADN de coleccionista.
En 1999, la industria global de la música experimentaba un auge sin precedentes, con ventas de discos triplicadas desde 1974. Sin embargo, un giro inesperado al aparecer la plataforma de archivos compartidos Napster desencadenó una revolución que transformó completamente el panorama musical.
Napster abrió un melón. Los intentos de la industria musical por detener este fenómeno resultaron ineficaces, y para finales de 2013, las ventas de música en formato físico habían caído a niveles similares a los de principios de la década de 1970.
En los últimos años, la industria musical ha atravesado una metamorfosis radical, abandonando el modelo predominante del siglo pasado centrado en el control de la distribución física. La era de Internet ha despojado de relevancia a la distribución musical física, forzando a las principales compañías a reinventarse para sobrevivir.
La transformación continúa, y los servicios de música basados en acceso están desempeñando un papel crucial. A medida que la música grabada se vuelve una fuente de ingresos cada vez más marginal, otros segmentos, como los conciertos en vivo y las licencias musicales, ganan importancia. La relación entre el público y la música está cambiando, con un enfoque creciente en servicios que permiten a los usuarios interactuar y no solo escuchar.
El pasado viernes Rhubia Sandrine, cantante que acudió recientemente al Festival de San Remo senior, presentaba su sencillo Abrazarte. También desde Menorca está a punto de lanzar un nuevo tema Joe Mina. Grupos como Wanderlust Menorca también han demostrado ser buenos alumnos del traspiés de la pandemia, al hacer de la presencia en redes y generar expectación por la presentación de nuevos trabajos un arte.
A pesar de la revolución digital, la industria musical aún no ha abandonado completamente el mundo físico. Lo que antes lo era todo, ahora es un complemento sugerente para una mayor experiencia para quien busca la música de los artistas, grupos o bandas menorquinas.
