Han pasado años y no se han conseguido grandes avances. La presencia de nitratos en los pozos de buena parte de la isla se ha solucionado con plantas potabilizadoras pero que, según se desprende de los artículos del experto ingeniero Fayas, no son más que una solución a corto plazo puesto que, de hecho, para conseguir un caudal de agua que esté tratada, se tienen que extraer más cantidad del acuífero, de manera que chupa más litros del nivel freático haciendo que éste baje más rápido.
En estos días (en pleno invierno) vemos cómo comunidades como Cataluña o Andalucía aplican medidas de restricciones debido a la sequía más grave de los últimos años. Es difícil saber si en los años venideros esta situación se agravará o se resolverá por sí misma pero, como dice el dicho; cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar.
La solución más probable para garantizar un aporte suficiente de agua sin hacer sufrir más las reservas subterráneas sería desalar agua de mar. Algo que ya se hace en Ciutadella. Sin embargo, la experiencia ya demuestra que planificar, construir y poner en marcha una instalación así no se hace de un día para otro.
La construcción de una planta desaladora implica costos significativos en términos de infraestructura, equipos y tecnología de ósmosis inversa, que es comúnmente utilizada en estas instalaciones. En el apartado de costes se debe incluir la energía necesaria para el proceso de desalinización, mantenimiento de equipos, personal, productos químicos y otros costos operativos.
Puede haber costos asociados con la construcción de infraestructuras adicionales, como la distribución de agua y sistemas de almacenamiento, algo que va de la mano de dónde se vaya a proyectar la planta. De hecho, esta fase puede llevar varios meses para definir los detalles del proyecto, incluido el tamaño de la planta, la tecnología a utilizar y los permisos necesarios.
Dependiendo del tamaño y la complejidad, la construcción puede llevar varios años, desde la preparación del terreno hasta la instalación de equipos.
Después de la construcción, se llevan a cabo pruebas y ajustes para asegurar el funcionamiento óptimo de la planta.
Y no nos olvidemos que estamos en una Reserva de la Biosfera. Se deben abordar las preocupaciones ambientales relacionadas con la extracción de agua de mar, el manejo de salmuera residual y la energía utilizada en el proceso. Todas las instalaciones que se proyectan buscan optimizar la eficiencia energética de la planta y reducir su impacto ambiental a lo largo del tiempo.
Obtener los permisos necesarios y cumplir con las regulaciones locales y nacionales puede ser un proceso extenso.
Garantizar la calidad del agua producida es crucial para la salud pública, lo que implica la implementación de controles de calidad rigurosos.
La planta desaladora en Ciutadella tardó varios años en construirse. En 2010 ya estaba en pie pero tardó aún siete años en ponerse en marcha por primera vez. En Mahón, el candidato del PP a la alcaldía argumentó que era necesario llegar a un acuerdo amplio para abordar la posible construcción de una desaladora en el levante insular puesto que, si los problemas de abastecimiento de agua persistían o se agravaban, las soluciones no llegarían a tiempo.
Fayas sugirió en la presentación de su libro sobre la gestión del agua en Menorca que una desaladora podría abastecer sobradamente las necesidades actuales y futuras mientras se prohibe la extracción del acuífero, de manera que a lo largo de unos años éste se recuperaría de manera natural. De lo contrario, a este ritmo se corre el riesgo de que la intrusión marina acabe salinizando el agua que hoy bebemos.