La asociación ‘Sonrisa Médica’ se ha establecido como una fuente de consuelo y diversión para los niños en el Hospital Mateu Orfila desde su llegada a Menorca el 3 de julio de 2018. Marta Barrio, gerente de la asociación, ha compartido con Menorca al día el impacto positivo de sus actividades en el entorno hospitalario.
Pese a que ‘Sonrisa Médica’ lleva en funcionamiento desde 1994 en Mallorca, no fue hasta la fecha mencionada que comenzó a operar en Menorca. Desde el inicio, fue clave contar con un equipo local, y actualmente, cuatro payasos menorquines – Conductor Insulino, Neti Polida, Billirubino y Tica Tica – son los encargados de llevar a cabo esta misión que se realiza todos los martes y el segundo viernes de cada mes, día de quirófano.
Estas actuaciones se hacen de manera continua a lo largo de todo el año, sin interrupciones, independientemente de que sea un día festivo, Navidad o periodo vacacional escolar. Marta Barrio, gerente de la organización, subraya la constancia del proyecto al señalar que “las enfermedades no entienden de geolocalización ni de calendario”.
La rutina de los payasos incluye seis horas de trabajo, de las cuales cuatro están dedicadas al contacto directo con los pacientes y dos al aspecto logístico y de higiene, tan crucial en el ambiente hospitalario. “Una vez se colocan la nariz, dejan de ser Fèlix, Jordi, Adriana Y Marina y se convierten en Billirubino, Insulino, Neti Polida y Tica Tica”, señala Barrio, destacando la transformación que viven no solo las familias sino también el ambiente del hospital.
La preparación para cada visita es meticulosa, coordinándose con el personal médico para adaptar cada actuación a la situación específica de los niños, considerando su patología y edad. Es esencial, según Barrio, conocer el nombre y los intereses del niño para personalizar el encuentro, que está diseñado para ser tan inclusivo como sea posible, atendiendo a niños tanto muy pequeños como hasta a adolescentes de 17 años.
“El payaso lo que hace es transformar la atmósfera hospitalaria y convertirla en un lugar más propicio para que el estado emocional de los niños y de las familias sea más adecuado para enfrentar el proceso de curación o de recuperación”, explica Barrio.
Estas visitas, que suelen durar unos cinco minutos, tienen un impacto duradero. Cambian la dinámica diaria del niño en el hospital, interrumpiendo el constante diálogo adulto sobre la enfermedad con una inyección de normalidad y juego. “Los payasos en el hospital son magia”, afirma Barrio.
Actualmente, ‘Sonrisa Médica’ ha enviado encuestas de satisfacción al personal sanitario para valorar la posibilidad de agregar un segundo día de actividades regulares a la semana, algo que es una práctica común en muchos hospitales y que el equipo menorquín espera poder implementar debido a que en el entorno hospitalario, la percepción del tiempo se altera; los minutos pueden parecer eternos, y el tedio se intensifica más allá de lo imaginable en el exterior.
Barrio resalta la realidad de los niños hospitalizados: “Los minutos no duran 60 segundos. Ahí dentro, el tiempo transcurre mucho más lentamente y el aburrimiento se siente más profundo que en cualquier otro lugar. Al final, estos niños deberían estar en la escuela, jugando en la calle o haciendo deporte. Para un niño es muy complicado entender por qué tiene que estar aquí. Y creo que, si existe una conexión tan especial entre los payasos y los niños, es porque ambos comparten la sensación de que ninguno de ellos debería estar en ese lugar. Los payasos tendrían que estar en un teatro o en un circo, y los niños jugando en cualquier otro sitio que no sea un hospital”.
Esta conexión única es lo que los payasos de ‘Sonrisa Médica’ buscan fortalecer, transformando la estancia hospitalaria en una experiencia más llevadera y menos ajena para los pequeños pacientes.
No solo los niños. Mil gracias por las sonrisas que consiguieron sacar a mi padre en Son Dureta, y a mí madre en Mateu Orfila. Enhorabuena, sois un bálsamo impagable.