El periodista menorquín Miguel Sánchez-Rodrigo Wickers falleció este jueves en Maó víctima de una larga enfermedad a los 48 años de edad. Rodrigo Wickers, así firmaba sus artículos, destacó como redactor en El Mundo y en Última Hora Menorca en donde trabajó y llevó buena parte del peso de la información local.
Hombre sagaz y culto, dominaba con fluidez varios idiomas como el catalán, castellano, inglés y alemán. Era miembro de una conocida familia isleña tanto por su vertiente de medicina como de lingüistas y trabajó con ahínco durante años para acercar la realidad de Menorca a la sociedad isleña desde un punto de vista crítico.
Su amplia formación le hizo trabajar también en otros campos como la traducción o controlar un servicio de aerotaxis de lujo a nivel mundial desde Menorca. Basten estos pequeños detalles como muestra de la capacidad de trabajo que podía tener Miguel.
La noticia de su pérdida ha conmocionado en las últimas horas a quienes fueron sus compañeros. Quienes más tiempo pasaron con él compartiendo una pequeña redacción en Maó saben de todas las confidencias que hubo y el respeto del que se hizo merecedor.
Quizás su nombre no quedará como el de los grandes periodistas que escriben artículos ganadores de importantes premios, aunque la firma Rodrigo Wickers hubiera podido optar a ellos. Pero todos los que trabajamos en los medios sabemos que hay muchos que sólo luchan para acercar a la sociedad un poco de la verdad en la que viven. “Micha”, mote con el que le llamaban en la familia, era de ellos, de los que enseñaban a los menorquines a conocer un poco mejor la realidad de su tiempo.
Este sábado a las once de la mañana en el tanatorio de Maó se le rendirán honores fúnebres.
Se nos ha ido un periodista.
Descanse en paz.
DEP Micha
Descansa en pau amic ,es qui en tingut sa sort de coneixerte mai te oblidarem.
La persona que más me ha hecho reír del mundo. Miguel, de quien me enamoré por su sonrisa y sabiduría…Lo estoy sintiendo tanto en la distancia, te añoro…Gracias por ser auténtico, especial, dulce, generoso, cortés, elegante, simpático, social, culto y sobretodo ocurrente. No me despediría nunca. Un abrazo muy grande y un beso.