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“Ciclistas y patinetistas asesinos”

Un artículo de Jaume Santacana

"Creo, sinceramente, que ya es hora de que los mandamases municipales corten en seco tamaña barbaridad".
"Creo, sinceramente, que ya es hora de que los mandamases municipales corten en seco tamaña barbaridad".

En cierta ocasión, el gran pensador nepalí Tow-Xi-Huang escribió en uno de sus libros que “el azar se mueve por azar”. La frase —que no es nada del otro mundo, la verdad— contiene un profundo mensaje que, ahora mismo, no viene al caso pero lo cito para que ustedes se hagan una idea de lo diverso que es el planeta y lo variados que son sus contenidos; y, ya de paso, para que ustedes se hagan una idea de mi enorme baúl intelectual.

Hace un par de días, la hija de un muy buen amigo mío fue brutalmente atropellada cuando salía de su lugar de trabajo. El suceso ocurrió en la ciudad de Barcelona, ciudad de Fiestas, Congresos y Bicicletas y Patinetes Asesinos. La chica atravesó la puerta del edificio de su oficina y se dispuso a pisar la acera de la calle, amplia en aquel tramo, cuando un biciclista enajenado la embistió de manera atroz y la tiró brutalmente contra el suelo. El conductor del vehículo, un mamón de mucho cuidado, se dio cuenta de su fechoría, se apeó durante unos segundos de su máquina asesina y se inclinó hacia su víctima; la observó brevemente y comentó para sí que no había sido nada para, a continuación, largarse sin más preocupación que ir a la caza de otro transeúnte. No dejó ninguna seña de identidad.

La hija de mi buen amigo quedó echada en el suelo, con gran dolor, hasta que un buen samaritano le prestó la ayuda necesaria y llamó a una ambulancia al percatarse de la gravedad del accidente. En éstas que el biciclista salvaje ya debía estar llegando a su destino, en el caso de que tuviera alguno. La chica sigue ingresada en la UCI de un hospital con el bazo destrozado y una multitud de lesiones —algunas de cierta importancia, como la de un profundo corte en una pierna— amén de contusiones y magulladuras por todo el cuerpo. ¡Ole, tú!

No se trata de un hecho aislado: en los últimos meses, en la misma ciudad, Barcelona, ya se han producido tres muertes por el mismo sistema; todas ellas con los mismos ingredientes: dos por actuaciones delictivas de ciclistas y una por patinete desbocado.

Cierto que algunos ciclistas y “patinetistas” mueren arrollados por vehículos de más consistencia, motos, coches, furgonetas o camiones, pero eso no les da pie para que se tomen la venganza por su mano y se dediquen a pillar peatones a troche y moche. También es cierto (y eso no es excusa para los vehículos de más tonelaje que conducen borrachos, drogados o distraídos) que una gran parte de conductores de bicicletas circulan por las carreteras de Dios sin ningún tipo de rigor ni seguridad viaria: van en grupo, conducen en paralelo ocupando media calzada o van dando eses despistando al resto de personal.

Una cantidad de ciclistas y patinetistas (ya sin comillas por la reiteración acumulada) urbanos opinan que las señalizaciones y las normas de circulación no van con ellos. La práctica totalidad de ese tipo de navegadores de asfalto no hacen el menor caso de los semáforos, instalados con el único objetivo de regular el tráfico vial, y se saltan a la torera todo aquello que está coloreado de rojo, como si estas señales fueran sólo para extranjeros o extraterrestres. Y una gran cantidad de estos seres depredadores de la jungla ciudadana pasan de circular por la calzada (aun teniendo a su servicio un carril bici) y atraviesan, a toda leche, las aceras asustando a los viandantes y atacando a unos cuantos. Sus objetivos más claros son los ancianos, aunque si se tercia no les hacen ascos al resto de ciudadanos de a pie. Tampoco les importa si son hombres o mujeres; en este caso la ley de igualdad está plenamente implantada. No llevan matrícula alguna ni seguro de ningún tipo que los identifique por lo que su magnífica labor de disminuir la demografía urbana queda impune.

Creo, sinceramente, que ya es hora de que los mandamases municipales corten en seco tamaña barbaridad. O no lo contaremos.


Comment

  1. … estoy de acuerdo al 99% con todo… los conductores de autos siempre estamos en el visor de las fuerzas del orden, para que no nos saltemos semáforos, para que no aparquemos mal… mientras que los que tienen vehículos sin motor parece que estén exentos de todo, te los encuentras en contra dirección, hacen caso omiso de los semáforos, circulan por las aceras,… todo de acuerdo… salvo en la memez esa de “… las carreteras de dios”, pues son los seres humanos, los únicos reales aquí, los que las planifican y construyen, los inexistentes dioses no hacen una mierda en el tema de las carreteras… parece mentira esta obsesión enfermiza de poner a ese ectoplasma en cada frase, es ridículo… por lo demás, de acuerdo…

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