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¿Cómo nos afectan las altas temperaturas y cómo protegernos de las olas de calor del verano?

Conoce los riesgos para la salud y las mejores estrategias para mantenerte seguro y fresco

El verano nos deja sedientos
El verano nos deja sedientos
Foto: Pixabay

Las altas temperaturas y las olas de calor del verano pueden tener un impacto significativo en nuestra salud. En ocasiones puede tener consecuencias que ni nos imaginamos. Ver en la carretera general el extraño comportaminto de otros conductores se podría achacar quizás también a cómo les afecta el calor. A medida que el mercurio sube, es crucial entender cómo nos afectan estas condiciones extremas y qué medidas podemos tomar para protegernos.

Impacto del calor en la salud

El exceso de calor puede afectar nuestra salud de varias maneras, algunas de ellas graves. Estos son los principales efectos:

1. Golpe de calor: Es una emergencia médica que ocurre cuando el cuerpo no puede regular su temperatura. Los síntomas incluyen temperatura corporal extremadamente alta (por encima de 40°C), confusión, pérdida del conocimiento, piel caliente y seca, y pulso rápido. Sin atención inmediata, el golpe de calor puede ser fatal.

2. Agotamiento por calor: Es menos severo que el golpe de calor, pero aún requiere atención. Los síntomas incluyen sudoración profusa, piel fría y húmeda, mareos, debilidad, dolor de cabeza y náuseas. Es importante buscar un lugar fresco, hidratarse y descansar para evitar que la condición progrese a un golpe de calor.

3. Deshidratación: El calor extremo puede llevar a una pérdida significativa de líquidos y electrolitos, causando deshidratación. Los síntomas incluyen sed extrema, orina de color oscuro, fatiga, mareos y confusión. La deshidratación severa puede requerir atención médica.

4. Problemas cardiovasculares: El calor puede aumentar la carga de trabajo del corazón, especialmente en personas con enfermedades cardíacas. Esto puede llevar a complicaciones como insuficiencia cardíaca o ataques cardíacos.

5. Problemas respiratorios: Las altas temperaturas pueden agravar las enfermedades respiratorias crónicas como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), debido a la mayor contaminación y niveles de ozono.

Medidas de prevención

Para protegernos del calor extremo y minimizar los riesgos para la salud, es fundamental seguir algunas pautas:

1. Hidratación adecuada: Bebe mucha agua, incluso si no sientes sed. Evita las bebidas alcohólicas y con cafeína, ya que pueden contribuir a la deshidratación.

2. Vestimenta adecuada: Usa ropa ligera, de colores claros y suelta. Los sombreros de ala ancha y las gafas de sol pueden proporcionar protección adicional.

3. Refugio del calor: Durante las horas más calurosas del día (generalmente entre las 10 a.m. y las 4 p.m.), busca lugares frescos como edificios con aire acondicionado. Si no tienes aire acondicionado en casa, considera pasar tiempo en lugares públicos climatizados como bibliotecas o centros comerciales.

4. Uso de ventiladores y aire acondicionado: Los ventiladores pueden ser útiles, pero en temperaturas extremadamente altas, el aire acondicionado es más efectivo para bajar la temperatura corporal.

5. Actividad física limitada: Evita el ejercicio intenso durante las horas de más calor. Si debes hacer actividad física, hazlo temprano en la mañana o al atardecer y toma descansos frecuentes.

6. Baños y duchas frescas: Tomar duchas o baños con agua fresca puede ayudar a bajar la temperatura corporal.

7. Alimentos ligeros: Opta por comidas ligeras y frescas, evitando alimentos pesados y calientes que pueden aumentar la temperatura corporal.

8. Cuidado de los más vulnerables: Los niños pequeños, los ancianos y las personas con enfermedades crónicas son especialmente vulnerables al calor extremo. Asegúrate de que estén bien hidratados y en ambientes frescos.

Las altas temperaturas y las olas de calor son un serio riesgo para la salud, pero con medidas preventivas adecuadas, podemos minimizar su impacto. Mantenerse hidratado, vestir ropa adecuada, refugiarse del calor, limitar la actividad física y cuidar a los más vulnerables son estrategias clave para protegernos durante el verano. Siguiendo estos consejos, podemos disfrutar de una temporada de verano más segura y saludable.


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