Las Lágrimas de San Lorenzo, también conocidas como las Perseidas, son una de las lluvias de estrellas más espectaculares y populares del año y en Menorca se pueden observar bastante bien a simple vista. Este fenómeno astronómico ocurre cada agosto cuando la Tierra atraviesa los restos dejados por el cometa Swift-Tuttle. Estas partículas, al entrar en la atmósfera terrestre a gran velocidad, se queman y producen brillantes destellos que se pueden observar en el cielo nocturno. Las Perseidas reciben su nombre debido a que el punto desde donde parecen originarse, conocido como radiante, se encuentra en la constelación de Perseo.
La razón por la cual se les llama “Lágrimas de San Lorenzo” se debe a su coincidencia con la festividad de San Lorenzo, un mártir cristiano cuya celebración es el 10 de agosto. Mientras las fiestas de la población de Alaior transcurren durante el día y parte de la noche, otros aprovechan para alejarse de zonas pobladas y buscar las Lágrimas de San Lorenzo en el cielo. Históricamente, se relacionaba este fenómeno con las lágrimas derramadas por el santo durante su martirio, creando así una conexión poética entre la naturaleza y la tradición religiosa.
El mejor momento para observar las Lágrimas de San Lorenzo es durante la noche del 11 al 13 de agosto, cuando la actividad de la lluvia de estrellas alcanza su pico máximo. En condiciones ideales, es posible ver hasta 100 meteoros por hora. Sin embargo, la visibilidad puede verse afectada por la luz de la luna o la contaminación lumínica, factores que pueden reducir significativamente la cantidad de meteoros visibles. En Menorca tenemos cuarto creciente y está a un 25% de su plenitud, lo que significa que no tiene porque molestar la luz de la Luna para ver la lluvia de estrellas.
En este contexto, la isla de Menorca se destaca como un lugar privilegiado para la observación de las Perseidas. Menorca ha sido reconocida como Destino Starlight y Reserva Starlight, designaciones otorgadas por la Fundación Starlight que reconocen aquellos lugares con condiciones excepcionales para la observación astronómica. Estos títulos no solo certifican la calidad del cielo nocturno, sino que también implican un compromiso con la preservación del mismo, evitando la contaminación lumínica y promoviendo el turismo sostenible.
Menorca, con su baja densidad de población y su respeto por el medio ambiente, ofrece uno de los cielos más limpios y oscuros del Mediterráneo. Esto permite a los observadores disfrutar de una experiencia única al contemplar la lluvia de estrellas sin la interferencia de las luces artificiales. Lugares como el Parque Natural de s’Albufera des Grau o la fortaleza de la Mola son puntos de observación destacados en la isla, donde tanto turistas como residentes se reúnen cada agosto para admirar el espectáculo celeste.
Además de su valor como destino turístico, Menorca ha sido un ejemplo de cómo la preservación del entorno natural puede ir de la mano con el desarrollo económico. La apuesta por el astroturismo ha generado un nuevo atractivo para la isla, que no solo resalta por sus playas y patrimonio histórico, sino también por su cielo estrellado.