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“Cambiar la sociedad”

Un artículo de Adolfo Alonso


 ¿Podemos cambiar, como seres humanos,  la sociedad o el denominado orden mundial o La sociedad española?. Todo objeto dado, sea una construcción social o sea un conjunto unitario, o todo ser humano, puede ser objeto de cambio. Por lo tanto podemos cambiar la sociedad, el orden mundial y la sociedad española. Veo casi imposible el cambio por conversión, o el cambio por milagro del espíritu, pero, como es bien sabido, la energía se transforma. El  cambio es dinámico, ni es místico, ni revolucionario , lo que me lleva a descartar la revolución, a diferencia del siglo XX, y a descartar el pacifismo también,  como instrumento de presión para el cambio.

 

La dificultad, está en los agentes, sus tiempos, sus ítems, sus vectores de aplicación de fuerza para el cambio  y en la decisión personal de cada uno de querer cambiar. Progreso y cambio no son sinónimos. Se nos explican como algo idéntico, como progreso em sí mismo y el progreso como patrimonio de las opciones políticas populistas o de izquierdas. Pero Michel Foucault decía “Durante mucho tiempo nos hemos preguntado si la revolución es posible. Pero, quizás, la pregunta pertinente sea si es deseable. Es decir si lo que queremos cambiar es más importante que lo que deseamos conservar.” Y en este punto nos encontramos, 

 

En estos momentos para mí en España es más importante lo que debe conservarse que lo que podría cambiar. La tensión política está en cual sea el  límite máximo del cambio y donde se encuentra la  contradicción irresoluble con lo que deseamos conservar.  La revolución siempre es posible, se intentó a partir del concepto de acampada e indignación pero derivó en Podemos y Sumamos, para después restar y quedar como un partido político convencional, lleno de ocurrencias que no ha convencido a nadie.

 

Aquí se da otro elemento de reflexión, los vectores más calientes del empuje político del cambio, el territorial y el fiscal,  son minoritarios en relación con una sociedad que mayoritariamente no desea estos cambios y que desconfía y  se revuelve contra los pactos de gobierno que se están haciendo para llegar a gobiernos impensables en relación a los votos emitidos. 

 

Como resultado de estos y otros factores, nos encontramos  ante un país y un pueblo que ha llegado a la desconfianza en la democracia clásica, pero que participa en los asuntos políticos con métodos alternativos de intervención y opinión apoyados en las redes sociales. Otros factores tenemos en esta crisis democrática, como son las aspiraciones colectivas  frustradas , la justicia en quiebra, la decepción con los partidos y sus dirigentes,  el control de los medios, el trabajo como bien escaso y precario , la necesidad de buscar nuevas utopías, y la demanda de la sostenibilidad.

 

Lo que hoy , en este artículo, me interesa resaltar al lector es el fenómeno,  de la profunda decepción y desconfianza del votante con la democracia clásica, Miren a su alrededor, escuchen o incluso mírense a sí mismos y no creo que sea difícil la afirmación de la decepción, o el escepticismo, cuando no el desconcierto sobre lo que pasará, y la diferencia entre los programas que se someten al electorado y los acuerdos entendidos como necesarios, o cesionarios para formar gobierno.

 

Joaquín Abellán, catedrático de ciencia política, en su obra “Democracia, conceptos políticos fundamentales” describe temas que son objetos de revisión crítica, y así propone la necesidad de aumentar el nivel participativo del pueblo en las deliberaciones de los asuntos públicos más allá de la intervención en las elecciones; resalta la desconfianza en los partidos políticos, y afirma la existencia de una tiranía de la mayoría, la prolongación de los problemas en tiempos superiores a una legislatura lo que es fuente de ineficacia y descoordinación entre el gobierno central, periféricos, banco emisor, sindicados, patronales, lo que puede producir una democracia “condescendiente” que sobrecarga la economía de la sociedad con múltiples beneficios a innumerables grupos de individuos hasta desbordar los equilibrios de los estados o sus sistemas constitucionales. En realidad en España estamos viviendo una modalidad, en mi opinión, de esa “democracia condescendiente”, que se agudiza por la falta de ideología valiente de los partidos políticos que les permita mantener la  capacidad de conocer cuáles son los principios ideológicos inmutables para el cambio.

 

 No es el progreso o el cambio ni la democracia, ni la social democracia ni las apuestas populistas ni las demagogias minimalistas sobre orden público , trabajo y emigrantes, lo que nos llevaran a una democracia de sustitución de la clásica, pero el ciudadano ha descubierto que lo más efectivo no es votar sino la demostración critica ante el poder político, porque es más fácil la retirada o fracaso de un proyecto de Ley que instar la aceptación de una ley deseada; es más efectivo machacar un poder utilizando los medios de prensa que a través del voto; los nuevos movimientos sociales han dejado de ser totales para ser grupos de acción especializada, básicamente lo que se conoce como ONG, en fin que vivimos en la desconfianza y casi sabemos más de contra democracia que de construir el sistema democrático.

 

Pasamos de la democracia clásica  a la dualidad entre “confianza/desconfianza”. En realidad esto es el origen de las constituciones políticas el control de la desconfianza sobre el ejercicio excesivo del poder. De  este a la “condescendencia” y a la difuminación de los limites seguros ideológicos y de gobierno, y a la decepción del votante, y de esto a la necesidad del ciudadano de buscar canales de expresión política alternativa, que intente saltar la creación de opinión dirigida, en lo que que el sociólogo y filósofo alemán  Jürgen Habernas definió como la “democracia participativa”.

 

Fíjense en los grupos de mensajes, en el Internet, en la Inteligencia Artificial, en la post verdad.  Se trata, ya que no es posible participar en la vida política como votante, tras haber votado, en que se pueda participar en la formación de la voluntad política, y en la toma de decisiones, y en la que el centro de gravedad pasa a la manifestación de opiniones del mayor numero posible. Esto en estos momentos está siendo cuestionado por dos factores, el anonimato de los mensajes en redes, y los bulos o fakes que generan opiniones viciadas, con la correspondiente confusión y desinformación. 

 

Por ello esta nueva “democracia participativa”, realizada mediante actuaciones de organizaciones paralelas no partidistas sectoriales, o incluso por colectivos o miembros de estas organizaciones que sienten inútil su opinión,  puede ser capaz de llevar a los políticos a verse sobrepasados por su dinámica y su presión, y a su vez al cambio de la sociedad, en la discusión de Faucault, pero requiere una exigencia de formación intelectual y una capacidad de sacrificio importante para que esto produzca resultados, por la tendencia a la ignorancia de estas opiniones , de quienes administran de forma los votos en  las democracias de corte clásico.

 

Mientras tanto no podemos dejar de participar en la democracia mediante estos nuevos canales de influencia, y medios, conjuntamente con la militancia en  partidos politicos o al margen de ellos.

 

En ultima instancia el futuro de la sociedad española y de cualquier organización a la que pertenezcamos,  dependerá de la capacidad de sus ciudadanos o miembros,  para involucrarse activamente en la toma de decisiones y para mantener viva la llama del cambio y la esperanza en un futuro mejor.

 


Comment

  1. … dos cositas… primera, que PODEMOS y Sumar no han sido un partido residual ni tampoco que se ha parecido a los otros… es falso… como tampoco que no ha convencido a nadie… son partidos que han llegado a GOBERNAR, han implementado leyes novedosas que nadie había hecho antes, desde la protección a los animales a los colectivos minoritarios, desde subir como nunca el salario mínimo como cuestionar ramalazos de políticas de derecha de sus socios socialistas… no han sido para nada un partido convencional, eso es lo que los medios han intentado por todos los medios que la gente creyera… si a eso le llama “ocurrencias”… Lo segundo es lo de los bulos… aún no he visto UNO SÓLO de parte de la izquierda pura… siempre son mierdas que vienen de miembros de la derechona, de Alvise o de los “medios de comunicación” de la iglesia, del IBEX35 o de engendros como Inda y compañía… parece mentira no aclarar lo evidente… o se dice toda la verdad, o se evita decir medias verdades…

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