El agua que impide el desarrollo normal de las fiestas no ha podido con la ilusión, fe y devoción de los mahoneses. La basílica de Santa Maria estaba llena hasta los topes desde mucho antes del inicio de la Missa de caixers. Incluso había decenas de personas en la Plaça Constitució para ver llegar la imagen de la patrona de la ciudad. Lo único que se echaba en falta eran los caballos por los alrededores, pero la lluvia que caía copiosamente imposibilitaba su salida. Y la Virgen ha llegado, pero en esta ocasión y debido a la lluvia, en coche, para proteger la escultura. Poco después de las 11 entraba en el templo acompañada de caixers y cavallers para una ceremonia presidida por el Obispo de Menorca Gerard Villalonga.
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