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“¿Amistad o amigos?”

Un artículo de Miguel Lázaro

Cena con amigos.
Cena con amigos.

La amistad no existe. Existen los amigos que uno elige y que a su vez nos eligen. Casi siempre decido recordar que es mas fácil querer a los ideales que a las personas. Es decir intento desidealizarla. Esto me humaniza y me consuela, por no haber querido o podido conservar a personas con las que me he relacionado con cierta confiabilidad en el trayecto de mi vida. Sobre todo aquellos que yo creía que estaban en el mis círculos de confianza prioritarios.

No me interesa los que han decidido alejarse. Me ocupo mas de los que yo me elegido distanciarme. La vida es como el sendero de los caminos que se bifurcan o bien como decía Borges como un laberinto, por los largos y distintos caminos que hay que recorrer para resolverla. Ahora en la Navidad del 2024, reflexiono sobre como están mis distintos valores de mi bolsa vital. Es decir para mi la Navidad, siempre es una como una ITV emocional en la que hago balance de los vínculos que he construido, reconstruido y como no los que he derruido. Me embarga cierta nostalgia y culpabilidad cuando repaso la lista de personas que se han bajado del tren de mi vida.

Con algunas el guion lo tengo claro. Su gloria y mi envidia son los ingredientes de nuestra desvinculación. Con otras comprendo que les ha llevado alejarse. No obstante dejan poso, aunque procuro no perseguirme con ello. Jode pero así es la vida. Ninguna persona ha venido a esta vida a cumplir nuestras expectativas así como nosotros tampoco hemos nacido para cumplir las suyas. El interés une mucho, pero suele ser transitorio. Nosotros mismos nos confundimos con esas amistades a las que damos un estatus que no tienen.

Un paciente mío dice que el test de estrés de un amigo es pedirle dinero. “Nunca falla, dice”. El cemento de un vínculo de amistad es la confianza y el compromiso y eso es un proceso que se va instaurando a lo largo del tiempo. Me ha sido difícil construir una amistad con los que son hijos únicos, con los raros, con los que no te pasan una, con los que exigen sangre, sudor y lagrimas, con los que me hacen de espejo, con los que he puesto en un altar, con los que no creen en la reciprocidad, con los que creen que la amistad es algo urgente o que tiene que ir frecuentemente a las urgencias, con los que me han frustrado, con los que no he sabido estar a las duras y a las maduras, con los que me he comportado como un impostor y un hipócrita ,con los que he despellejado, con los que no trago a su parienta, con los chupópteros a los que había cebado previamente para que me estimaran, con los que padecen un trastorno hipoputatico de la personalidad, con los que me proyectado, con los que he sentido ambivalencia , con los que he creado una masiva interdependencia, con los que dejado en la estacada , con los que practican la honestidad radical, con los que abandonado porque no he podido soportar su dolor , con los que he huido antes de hacerme cargo de su necesidad etc etc.

Recuerdo con malestar que tuve amigos con los que me unía era poder verde a otros. Como ven mi grado de neurotización todavía cotiza al alza y nada de los que es humano me es ajeno, como dijo Russell.. El menú esta tan variado que ahora entiendo porque me sobran los dedos de mi mano para contar los que ahora he elegido tener.

Como dice Cioran “nos confesamos cuando hablamos de los demás “. Me duele el no haber dado otra oportunidad a los que habían sido victimas de comentarios y rumores negativos previos y a los que condene sin tener en cuenta las pruebas. Juicio sumarísimo y condena perpetua. Pero bueno todavía conservo cierta dosis de esperanza y consuelo. Con algunos no nos tratamos pero nos sabemos accesibles y disponibles y esto nos basta. Con otros practicamos el Guadiana. Con otros no he superado todavía la fobia de encontrármelos.

En fin el menú es muy variado. Pero gracias a mi neuroplasticidad que me permite, aparte de crecer, progresar, disfruto mucho cuando recupero amigos con los que habíamos decidido cierta tregua, deshabituación o con los que había malentendidos. De hecho tengo amigos que solo nos tratamos en Navidad, a través del guasap y gracias a la administración de loterías y en dosis homeopáticas (“el décimo de navidad”). A mas autoestima mejor calidad en los amigos que elegimos. El método de elegir y cuidar a los amigos se asemeja a los buenos vinos que se deben de seleccionar y tener denominación de origen.

El ser humano no es quien dice que es, ni es lo que dice que hace, es lo que hace. Pero teniendo en cuenta que el origen de los pensamientos y de las conductas son los afectos, habría que añadir es lo que hace pero desde donde lo hace .He ahí la prueba del algodón de la vida, el barómetro que mide la temperatura vincular en las relaciones humanas. Déjenme que comparta con ustedes parte del elogio a los amigos de Vinicius “No perciben el amor que les devoto y la absoluta necesidad que tengo de ellos. Y yo podría soportar, aunque no sin dolor, que hubiesen muerto todos mis amores, pero enloquecería si murieran todos mis amigos. Inclusive aquellos que no perciben cuánto los siento mis amigos y cuánto mi vida depende de sus existencias. A algunos de ellos no los busco, me basta con saber que ellos existen.

Esta sola condición me da coraje para seguir adelante en la vida. Pero, porque no los busco con asiduidad, no les puedo decir cuanto los quiero. Ellos no lo creerían. Muchos de ellos están leyendo esta crónica y no saben que están incluidos en la sagrada relación de mis amigos. Sin embargo, es delicioso que yo lo sepa y sienta que los adoro, aunque no se los diga y no los busque. Y a veces, cuando los busco, noto que ellos no tienen noción de cuanto me son necesarios, de cuanto me son indispensables a mi equilibrio vital, porque ellos forman parte del mundo que yo, tímidamente, construí y se tornaron bases sólidas de mi encanto por la vida.

Si uno de ellos muriera, yo quedaría partido al medio. Si todos ellos murieran, yo me desmoronaría. Por eso es que, sin que ellos lo sepan, yo rezo por la vida de ellos. Y me avergüenzo, porque ese rezo es, en síntesis, dirigido a mi bienestar. Ese rezo es, tal vez, fruto de mi egoísmo. A veces, me sumerjo en pensamientos sobre algunos de ellos. Cuando viajo y estoy delante de lugares maravillosos me cae alguna lágrima por no estar ellos junto a mí, compartiendo aquel placer. Si alguna cosa me consume y me envejece es que la rueda furiosa de la vida no me permite tener siempre a mi lado, viviendo conmigo, caminando conmigo, hablando conmigo, disfrutando conmigo, a todos mis amigos y, principalmente a los que sólo desconfían o tal vez, nunca sabrán que son mis amigos.

En la única Navidad que existe, esta del 2024 he vuelto a hacer balance de mi bolsa actual de amigos. Creo que he invertido bien. Creo que ellos también. Ni revisión me produce un sentimiento agridulce. No es una enmienda a la totalidad. Me acompaño con mi máxima lazariana autocompasiva: “nadie mea colonia, suda chanel cinco o caga perlas. Este trabajo interno me es fértil y después de tantos errores he aprendido a querer y cuidar a los amigos que he elegido, aquí y ahora tener y que tanto me aportan. Hay que querer querer. El mallorquín tiene una frase mágica, serotoninergica endorfinica , a modo de mantra zen , díganla mirándose ala cara y compártanla desde el corazón : MOLT D´ANYS.


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