En una isla donde los almendros han sido siempre un elemento del paisaje, su explotación como cultivo comercial había quedado relegada frente a otros productos tradicionales. Sin embargo, una iniciativa en el lloc de Morell, en el camino des Puntarró, podría cambiar esta realidad. Jean Michel Cayla, un emprendedor comprometido con la sostenibilidad, apuesta por convertir a Menorca en un referente en la producción de almendra ecológica.
Cayla tiene experiencia en la gestión de productos ecológicos y ha llegado a Menorca on la intención de liderar un proyecto que abarca 15 hectáreas de almendros en su finca, y aunque el suelo arcilloso no es el más óptimo para este cultivo, confía en que con el tiempo y prácticas agrícolas respetuosas con la biodiversidad, los resultados mejoren. La primera cosecha está prevista para 2025, lo que marcará un hito en la agricultura menorquina, al introducir un producto que hasta ahora no había tenido un lugar destacado en los catálogos locales.
Diversificación y sostenibilidad
El proyecto de Cayla no se limita a los almendros. En el lloc de Morell también se producen cereales, forraje y aceite, y se trabaja en un modelo de venta directa que permita a los consumidores acceder a productos de calidad con el menor impacto ambiental. Según el productor, la clave del éxito estará en definir unos circuitos de comercialización eficaces, y ve en las cooperativas un canal fundamental para dar visibilidad a la almendra menorquina y posicionarla en el mercado local y, quizás, internacional.
A pesar de que Menorca no cuenta con una tradición consolidada en el cultivo de almendros como ocurre en Mallorca, Cayla ve un potencial significativo para competir en el mercado, especialmente en el ámbito de la producción ecológica. Esta apuesta refuerza los valores que la isla promueve como Reserva de la Biosfera, integrando sostenibilidad, biodiversidad y desarrollo económico en un mismo modelo.
Un desafío y una oportunidad
La introducción de la almendra como producto ecológico en Menorca plantea algunos desafíos. Por un lado, el suelo arcilloso y las condiciones climáticas requieren tiempo y cuidados específicos para alcanzar una producción estable y de calidad. Por otro lado, la falta de tradición en el cultivo comercial de almendros en la isla significa que los canales de distribución aún están en fase de desarrollo.
Sin embargo, estas dificultades también representan una oportunidad para innovar. Al tratarse de una iniciativa pionera, la finca de Cayla podría sentar las bases para futuros proyectos agrícolas en Menorca que exploren otros cultivos de valor añadido.
Una apuesta con futuro
Mientras Mallorca mantiene la almendra como un producto típico y consolidado, Menorca comienza a abrirse camino en este sector con una visión enfocada en la sostenibilidad y la calidad. Si el proyecto del lloc de Morell cumple sus expectativas, no solo se diversificará la producción agrícola de la isla, sino que también se añadirá un nuevo elemento al patrimonio económico y cultural menorquín.
Con esta iniciativa, Menorca da un paso más hacia la diversificación y sostenibilidad de su sector primario.