El 31 de diciembre de 2017, millones de usuarios de WhatsApp experimentaron una de las caídas más notorias en la historia de la aplicación, producto de un colapso en su red, incapaz de manejar la gran cantidad de mensajes que se enviaban por la festividad de Año Nuevo. Esta situación, que alguna vez afectó los simples mensajes de texto por SMS, podría repetirse en 2025, pero con una diferencia significativa: ya no nos conformamos con un mensaje corto. El avance de la tecnología, en especial de la inteligencia artificial, ha transformado la forma en que celebramos estas festividades, impulsando una nueva era de mensajes mucho más complejos y pesados, que ponen a prueba la infraestructura de las redes.
Cada año, la transición hacia el nuevo año provoca picos en el tráfico de datos. Las operadoras de telecomunicaciones se preparan con previsión, incrementando la capacidad de sus redes para soportar la avalancha de mensajes, especialmente en los momentos más críticos: minutos antes y después de las campanadas. Aunque las redes hoy en día son mucho más robustas que en el pasado, la enorme cantidad de datos generados por el contenido que enviamos ha aumentado considerablemente, lo que genera preocupaciones sobre posibles colapsos. En 2025, no solo enviamos textos o imágenes; nos gusta compartir videos en alta definición que, gracias a la inteligencia artificial, pueden ser verdaderas obras de arte digitales.
La IA ha permitido que, con solo unos toques en la pantalla, podamos crear videos personalizados con efectos sorprendentes. Imágenes que antes solo existían en nuestras mentes o en fotos pueden ser transformadas en impresionantes producciones audiovisuales. Este tipo de contenido, comparado con los tradicionales mensajes de texto o fotos, consume una cantidad mucho mayor de datos. Aunque las infraestructuras de los servidores y redes están mejor preparadas para este flujo de información, no hay garantías de que el tráfico masivo de Año Nuevo no cause interrupciones en los servicios, como ya ha ocurrido en el pasado.
A pesar de estas innovaciones tecnológicas, hay formas de evitar los atascos de información y la frustración que puede generar no poder enviar nuestras felicitaciones justo en el momento exacto. Un consejo importante es ser previsores y enviar nuestros mejores deseos con un poco de antelación, evitando la frenética carrera por ser el primero en enviar un mensaje justo después de las campanadas. También, si aún nos sentimos tentados a ser los primeros, podemos optar por un mensaje sencillo, directo y sincero, sin sobrecargar las redes. Un texto corto, aunque “ligero”, puede tener el mismo impacto que un elaborado video generado por IA.
En definitiva, aunque la tecnología continúa facilitando nuestra creatividad y capacidad de personalización en las felicitaciones de Año Nuevo, debemos ser conscientes de las limitaciones de las infraestructuras digitales y de que, a veces, lo más simple y auténtico es lo que mejor transmite nuestros deseos de felicidad.
Por cierto, aplicándonos el cuento, feliz año a todos los lectores de Menorcaaldia.com
