Maó cuenta los minutos para que el ‘fabioler‘ salga por las calles y comience el ‘replec‘, para que el pasacalle anime la sobremesa de ‘dissabte de festes’ y el protocolo se desarrolle fielmente hasta que la alegría se concentre y estalle en el jaleo previsto para las ocho y media de la tarde.
Y los minutos pasan mejor en buena compañía y compartiendo en torno a la mesa. Como cada año el ‘berenar de caixers‘ del Camí des Castell ha sido el preludio de una jornada en la que las últimas horas de trabajo para muchos se han combinado con los últimos preparativos en las calles y en los bares.
Al ‘berenar de caixers’ le han tomado el relevo las comidas de las calles de Santa Teresa, Sant Jeroni y de la parroquia de Sant Francesc, y las muchas que se están celebrando en las casas de la ciudad, más íntimas pero de igual sabor, el de la hermandad, la expectación y la alegría.
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