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SALUDO DEL ADMINISTRADOR DIOCESANO

Gerardo Villalonga Hellín, Pbro.

Quiero agradecer al Colegio de Consultores la confianza que ha depositado en mí para que me ponga al frente de la diócesis de Menorca durante este período de Sede Vacante. He aceptado la elección confiando en la gracia de Dios y en la ayuda y colaboración inmediata de dicho Colegio. En este grupo de sacerdotes me apoyaré especialmente y pediré su consejo con regularidad.

Un saludo a todo el pueblo de Dios que peregrina en Menorca, a todos los sacerdotes, religiosos y laicos. Intentaré conformarme a la imagen de Cristo, cabeza de la Iglesia, para servir a todos sin distinción y transmitirles la alegría del Evangelio. Los más necesitados ya saben que tienen siempre un lugar privilegiado en mi corazón

Un saludo también para las autoridades y para la sociedad civil. El bien común nos interesa a  todos y hemos de ir consolidando los principios de legítima autonomía, diálogo  y colaboración recíproca en todos aquellos asuntos que está en juego la dignidad y el respeto hacia la persona humana y toda la creación,  siguiendo la doctrina proclamada por el Concilio Vaticano II

Un recuerdo entrañable y agradecido para Mons. Salvador Giménez Valls. En mi artículo publicado el pasado  sábado en el diario Menorca titulaba: “Se va y se queda. Se va y nos lleva con él”. Es cierto que el periodo de Sede Vacante es un tiempo intermedio entre dos etapas distintas. Pero no partimos de cero. Durante el último trimestre del curso pasado el Consejo Presbiteral y el Consejo Pastoral reflexionaron con el Obispo y establecieron unos principios y una programación para el curso que ahora comienza y que vamos todos a seguir con ilusión y empeño.

El principio de la Sede Vacante: “nihil innovetur” (que no se cambie nada), no es una tendencia al inmovilismo, sino a la continuidad sin sobresaltos en la espera del nuevo Pastor propio. Este tiempo se inaugura desde la más absoluta normalidad. Se ha seguido el procedimiento ordinario previsto por el derecho canónico, con mi elección como Administrador Diocesano por parte del Colegio de Consultores. La esperanza y no un sentimiento de provisionalidad debe ser el motor que mueva nuestras intenciones y acciones.

En cada celebración de la Eucaristía y de la Liturgia de las Horas hemos de suplicar al Señor que nos envíe pronto un nuevo Obispo de la Diócesis, que debe ser recibido como un don de Dios en este próximo Año que el Papa Francisco quiere dedicar a la misericordia divina y que se inaugurará el día de la Immaculada. Que la Iglesia diocesana de Menorca con su nuevo Obispo al frente sea lugar donde se vive, se transmite y se transparenta el misterio del amor de Dios que sale a recibir al hijo pródigo y a buscar  la oveja perdida.

He sido elegido en Monte-Toro, a los pies de la Virgen María, nuestra Patrona. Que ella nos guie y ayude a todos.

 


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