“Maó debería aspirar a cruceros pequeños, de hasta 170 metros de eslora, y medianos, entre 170 y 230 metros de eslora y descartar los grandes, de más de 230 metros, que colapsarían la ciudad, e intentar convertirse en puerto de base de alguno de esos cruceros”. Con estas palabras ha resumido Joan Alemany Llovera, profesor de la Universidad de Barcelona, su propuesta para Maó en lo que respecta a uno de los productos turísticos más deseados por las ciudades portuarias.
Ésta ha sido una de las muchas aportaciones que ha ofrecido en el marco de la ponencia que ha ofrecido en el marco de la ‘Trobada de Tardor’ que, organizada por el Cercle d’Economia de Menorca, se ha desarrollado este sábado en el Club Marítimo de Mahón. Alemany ha aprovechado su intervención para fijar los objetivos que, a su juicio, debería perseguir el Plan Estratégico del Puerto de Maó y desgranar algunas propuestas tendentes a su consecución.
Respecto de los primeros, el experto ha señalado que el PE debe perseguir el desarrollo sostenible del puerto al servicio de Maó, Es Castell y Menorca en su conjunto; mantener el equilibrio entre todas las actividades y los sectores que concita el puerto -“que ningún sector crezca a costa de otro, porque esto es un auténtico peligro”, ha remarcado-; la introducción de alguna actividad vinculada a la economía del conocimiento; y, la mejora de la relación puerto-ciudad y de los espacios marítimos y terrestres.
La formulación de estos objetivos ha venido acompañada de propuestas concretas. Así, Alemany se ha mostrado partidario de reactivar el tráfico comercial y de pasajeros, mejorando la competitividad y los costes generales del puerto e introduciendo bonificaciones para paliar la competencia del dique de Son Blanc.
Además ha abogado por la preservación y utilización racional del patrimonio histórico, a través de fórmulas mixtas de gestión y de la apuesta por algún centro de investigación o universitario -“ésta es una alternativa real pero por sí sola no vendrá a Maó”- ha advertido el profesor-, y por la potenciación del patrimonio “menor” (‘cases de vorera’, Cementerio de los Ingleses…), “una joya en bruto que pulida y reutilizada se convierte en instrumento de futuro”.
En cuanto a la náutica deportiva, Alemany se ha mostrado partidario de potenciarla sin que esto suponga aumentar mucho el número de amarres, sino más bien el desarrollo de los servicios y actividades complementarias, mirándose en el espejo de Fornells, y también de buscar una “soluciones serias” para Cala Figuera, punto en el que se ha referido a los cruceros en el sentido antes expresado, además de a los megayates, “un segmento con gran competencia y en el que Maó tiene difícil competir por la gran necesidad de servicios complementarios”.
Finalmente, respecto de la relación puerto-ciudad el experto se ha referido a la accesibilidad mediante medios mecánicos vinculados a aparcamientos en la ciudad, al estilo del ascensor existente que ha alabado; a la peatonalización, siquiera parcial del puerto; la habilitación de un acceso peatonal entre el Founduco y Fontanilles, a modo de sendero urbano (ya anunciado por Autoridad Portuaria);y, al desarrollo de Cala Figuera, para el que ha apuntado la idoneidad de la vela liguera, además de demandar un plan específico dentro del PE. “Si se opta por cruceros grandes aquí, la zona quedaría hipotecada”, ha señalado,
La intervención de Alemany, construida en base a reflexiones y propuestas novedosas apuntaladas con aportaciones ya realizadas en otros foros con anterioridad, ha calado entre los asistentes por su claridad y su realismo, y ha dejado un mensaje lleno de esperanza cercana. “En tres meses se puede tener un PE”, ha asegurado el profesor, cuya intervención ha encontrado refrendo en la mesa redonda posterior.
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