Menorca, al igual que el resto del Archipiélago balear, está registrando un peculiar año hidrológico. La Isla ha vivido un otoño y principio de invierno seco, puesto que ha llovido la mitad de lo que venía siendo habitual en los últimos 30 año.
En este sentido, en diciembre, Menorca batió récords en lo que a precipitaciones se refiere, si bien, según datos del Govern, el estado de los recursos presentaba una diferencia positiva del 9 por ciento respecto del promedio de los últimos 10 años.
La situación se repite en Mallorca e Ibiza, donde el último trimestre de 2015 llovió un 71 y un 12 por ciento menos respecto de la media de las tres últimas décadas, respectivamente, estando los recursos hídricos por debajo de la media, mientras que en Formentera el abastecimiento se hace con agua desalinizada.
Por este motivo y al objeto de garantizar el abastecimiento y la calidad del agua durante la temporada alta, en la que las altas temperaturas y el incremento de la presión demográfica agravan el estado de los acuífero, el Govern ha lanzado una batería de medidas.
Campañas de sensibilización dotadas con 75.000 euros, impulso a la utilización preferente de recursos no convencionales, como las aguas pluviales, las aguas depuradas y desaladas, lo que implicará un incremento de las líneas de producción y dotar de más potencia a plantas como la de Andratx o Alcúdia, son algunas de las iniciativas.
Asimismo, se pondrán pone al alcance de los agricultores y ganaderos 1,5 millones de euros en ayudas para atender el incremento del gasto en alimentación de la cabaña ganadera en extensivo y se facilitará el acceso a nuevas líneas de financiación conjuntamente con el ISBA por un valor de entre 6 y 8 millones de euros, que se vehicularán a través del Fondo de Garantía Agraria y Pesquera (FOGAIBA).
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