El “espectáculo” organizado por el Ayuntamiento de Madrid en el que se representaba ante un público infantil una violación, el apuñalamiento de un policía, el asesinato de una monja, el ahorcamiento de un juez y se exhibía una pancarta con el lema “GoraAlka-ETA” entre otras barbaridades, provocó el natural rechazo.Así que varios padres que habían asistido junto a sus hijos al espectáculo expresaron su indignación y estupor por lo sucedido y denunciaron los hechos llamando a la policía.
La concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid afín a Podemos, Celia Mayer, y la de distrito de la misma ideología, Montserrat Galcerán, son las máximas responsables políticas directas de la contratación de la compañía “Títeres desde Abajo”, que dio este vergonzoso espectáculo totalmente inapropiado para cualquier público y especialmente tratándose como era el caso de un público infantil.
Los espectáculos para niños deben entretener desde la sensibilidad y además educar, formar y fomentar los buenos sentimientos en la medida de lo posible, alejándose de la representación de malos ejemplos que no deben emularse, porque la infancia es especialmente permeable y acrítica con los contenidos que se le presentan. Huelga decir que la sesión promovida por las regidoras afines a Podemos del Ayuntamiento de Madrid, al constituir en sí misma la representación de una sucesión de atrocidades extremadamente violentas, era la escenificación de un compendio de brutalidades capaces de horrorizar a un público tan sensible. Y por supuesto que no eran formativas, ni educativas, sino todo lo contrario. Una bazofia para los niños en una palabra.
Y sin embargo, Pablo Iglesias –entre otros miembros de su partido- ha intentado defender tan bochornosa actuación. Claro que Iglesias manifestó en una entrevista que él era “socialdemócrata como Lenin” (sic.), cuando Lenin –que de “socialdemócrata” no tenía ni un ápice- lo que creó en realidad fueron los “soviets” y de lo que fue un “maestro” fue de la manipulación política y del pensamiento único reprimiendo ferozmente el menor atisbo de discrepancia en cuanto pudo, hasta el punto de crear el “Gulag” que reservaba a los disidentes que no corrían peor suerte todavía.
Muchos dirigentes “podemitas” tienen una ideología ultra izquierdista que abarca desde el marxismo leninismo al anarquismo más radical. Y si, en un ejemplo de amiguismo de la peor especie, contrataron a la compañía “Títeres desde Abajo” –cuyo fundador tiene antecedentes por “robo con fuerza”, nada menos-, fue sin duda por la sintonía ideológica con esos titiriteros y sus politizados espectáculos.
Lo que ha pasado después no es tan extraño teniendo en cuenta la periclitada ideología anarquista exacerbada de los titiriteros en cuestión, que no han hecho otra cosa que seguir el (mal) ejemplo de uno de los iconos de esa corriente ideológica de la extrema izquierda, Ferrer i Guàrdia, fundador de una escuela dónde se impartían “enseñanzas” como esta: “No nos interesa hoy hacer buenos obreros, buenos empleados, buenos comerciantes; queremos destruir la sociedad desde sus fundamentos. Hoy nos contentamos con introducir ideas de revolución en los cerebros”. Ferrer i Guardia propugnaba una “revolución sangrienta, ferozmente sangrienta” en la que “no importa que se haga precisa la efusión de sangre. Si ha de salir de ahí la purificación de las conciencias, que corra a torrentes”.
Tales “enseñanzas” no tardaron en dar sus “frutos” en los albores del siglo pasado: Más de veinte muertos y casi un centenar de heridos y mutilados en el atentado contra Alfonso XIII cometido por Morral, a la sazón empleado de la “Escuela Moderna”. Otro alumno de la escuela atentó contra Maura. El ex secretario de Ferrer, Miguel Sánchez, lo consideraba el “miserable inductor” del asesinato del Presidente Cánovas.
La escuela de Ferrer, era, en la experta opinión de un intelectual de la talla de D. Miguel de Unamuno “la obra de incultura y barbarización de aquel frío energúmeno, de aquel fanático ignorante”.
Pues, salvando las distancias, parece que la vieja escuela anarquista sigue teniendo sus discípulos, que confunden entretener, formar o educar, con politizar, influenciar y fanatizar. Por mucho que intenten disfrazar de “nueva” política la más rancia y deplorable manipulación de la infancia y por mucho que pretendan justificar lo injustificable, se han pasado unos cuantos pueblos, tal y como ha tenido que terminar por reconocer la mismísima alcaldesa de Madrid calificandolo sucedido como “muy grave” y “lamentosísimo error” del ayuntamiento al contratar ese espectáculo “deleznable”.
Joan Triay
Asco de articulo, lo siento, totalmente maniqueo.
La verdad que estos títeres son asco, pero los mismos de este espectáculo ya los habían contratado con Ana Botella y nadie se fijó en ellos… por cierto… este artículo da más asco que los títeres.