La población de plagas aumenta igual que lo hace la presencia del hombre en el entorno. En algunos hospedajes de la isla han detectado que los clientes padecían la presencia de pulgas, garrapatas y chinches. En mitad del campo es habitual encontrar estos insectos y parásitos pero hacía muchos años que su presencia en las zonas habitadas había quedado en cifras de anécdota. Ahora, con la moda del contacto con la naturaleza, y probablemente el desconocimiento de los propios senderistas, vuelve a ser un problema a resolver.
Garrapatas. Son insectos de la familia de las arañas y son parásitos. Se alimentan de sangre de mamíferos y abundan en el campo, cerca de zonas donde abreva el ganado. Transmiten diferentes enfermedades.
Pulgas. Pequeñas y con una gran agilidad, saltan en busca de un huésped y se alimentan de su sangre. Sus objetivos suelen ser perros, gatos, ratas, pollos y humanos. Pueden transmitir enfermedades como el tifus, la peste o tenias intestinales.
Chinches de las camas. Cimex lectularius es la especie de chinche que mejor se ha adaptado al entorno humano. Se encuentra en climas templados de todo el mundo y se alimenta de sangre. Los adultos de esta chinche son de color entre rojo y marrón, son aplastados, de forma oval, y sin alas, con unos pelos microscópicos que le dan una apariencia de tener franjas. Un error frecuente es creer que no se pueden ver a simple vista. La picadura no puede ser sentida por las personas hasta unos minutos o incluso horas después de haberse realizado. La primera indicación de una picadura es el deseo de rascársela debido a la reacción que se produce a los agentes inyectados por el insecto. Habitualmente, las personas responden a las picaduras de estas chinches con ansiedad, estrés e insomnio.