Hasta en cinco ocasiones se pudo obtener la ayuda de las administraciones para hacer realidad el proyecto turístico y cultural de las visitas nocturnas al Castillo de San Felipe. Pero desde que llegó la crisis, los planes de ampliación se han quedado parados.
Aunque la atracción teatralizada funciona y gusta, no se generan tantos fondos como para dar el siguiente paso; excavar más túneles. Ahora, de los más de ocho kilómetros de galerías, sólo se ofrece un recorrido sobre algo más del 20% de superficie. El motivo es que a lo largo de la historia se cegaron muchos túneles debido a las bombas del asedio que sufrió a finales del siglo XVIII, por los desmontes del propio castillo u otras causas. El Consorcio militar del puerto de Mahón gestiona San Felipe y espera que la ayuda del resto de administraciones (autonómica e insular principalmente) permitan abrir nuevos corredores.
Al abrir el paso en nuevas galerías se podría acceder a más espacio para la visita pero, sobre todo, podría aportar más datos de la vida en el castillo.
El castillo fue construido para oponerse a los periódicos ataques de la escuadra turca en el Mediterráneo Occidental, que atacó Menorca dos veces en poco más de veinte años. La posición del castillo facilitó las comunicaciones españolas con Italia durante los siglos XVI y XVII y más tarde, durante la ocupación británica de la isla, sirvió como arsenal naval para Gibraltar. En marzo de 1551 se decidió fortificar las defensas de Menorca y se le encargó al ingeniero italiano conde Hugo de Cessane diseñar un castillo para defender la villa y el puerto de Mahón. En 1552 se inició la construcción del castillo, y en 1556 se mandó poner la Bandera como signo de que ya se consideraba un puesto militar en condiciones de defensa.
