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Nomofobia: el miedo irracional a quedarse sin conexión

Se trata de un fenómeno nuevo, cuidadosamente estudiado en el Reino Unido.

Miedo.
Miedo.
Algunas personas sufren auténtico pánico a quedarse sin conexión.

En la era de la tecnología cada innovación trae consigo unas consecuencias. Algunas  positivas, puesto que mejoran la vida y facilitan los contactos entre usuarios remotos. El verdadero problema surge cuando la tecnología se convierte en una obsesión y la persona no puede dejar de estar conectada, como explica un artículo publicado en el sitio Tragaperrasweb. Este factor es comparable a los estudios sobre los videojuegos que cuando se utilizan con inteligencia y moderación pueden ser estimulantes y ayudar a la imaginación de los jóvenes. Pero si  eso se convierte en un hábito diario de varias horas, nos enfrentamos a un problema.

Lo mismo pasa con los teléfonos móviles y para este caso ha sido acuñado el término nomofobia, es decir el miedo o angustia que produce estar sin estos dispositivos. El concepto de “no-mobile-phone phobia” estudiado cuidadosamente en el Reino Unido, afecta a un número creciente de personas.

No hacen falta grandes demostraciones para ver cómo se considera indispensable en la sociedad moderna usar un dispositivo móvil. Las razones pueden ser varias, desde la sensación de seguridad que viene por ser trazable en todo momento, hasta las necesidades laborales de quien debe estar disponible prácticamente 24 horas al día. El hecho de tener una batería baja sin posibilidad de recarga asusta a un buen número de personas: el 66%, según los datos de la última encuesta realizada en el Reino Unido. Unos pocos años antes el porcentaje se detuvo al 53%, algo que demuestra que el mercado está expandiendo sus horizontes. Hasta el extremo.

Es cierto que los números récord de ventas realizadas por las principales compañías telefónicas contribuyen a la propagación del fenómeno. Apple, a pesar de haber registrado una disminución del crecimiento de las ganancias, recaudó 16 mil millones de euros por la venta de los teléfonos inteligentes en el primer trimestre de 2016 (+ 0,2% en el mismo período de 2015). Puede parecer una cifra asombrosa, y en cierto modo lo es, pero las expectativas del coloso estadounidense eran mucho más altas. Lo mismo puede decirse de la venta del iPhone, esta vez en fuerte descenso.

Las últimas cifras oficiales, las del segundo trimestre de 2016, hablan de 51,2 millones de dispositivos vendidos entre abril y junio.¿Parecen muchos? En los mismos meses de 2015 fueron 61 millones.

Se podría pensar que el mercado de teléfonos inteligentes en algún momento se sature, al menos hasta que los mejores productos no serán distribuidos a precios más asequibles. Los móviles han disfrutado hasta ahora de la ampliación de los grupos de edad de los potenciales clientes,  pero está claro que esta operación se tendrá que parar tarde o temprano. Apple y Samsung están estudiando una estrategia para dar más atractivo a sus productos.

Mientras tanto, sin embargo, los usuarios están usando los teléfonos de forma casi obsesiva, no sólo para llamar o enviar mesajes. Las aplicaciones y los juegos se encuentran ahora en un nivel más avanzado, por lo menos en el uso que les dan los usuarios, algo que produce ansiedad cuando se quedan sin. Se trata de un fenómeno difícil de predecir cuando estas herramientas han irrumpido en el mercado, pero hoy en día ha llegado a ser una realidad. Ir atrás en el tiempo hasta recuperar una versión “offline” de la vida parece anacrónico.

La mejor solución puede ser aprender a vivir y aprovechar la tecnología sin convertirse en adictos. ¿Es tan difícil?


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