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Nos gusta la música, también de cuerdas.

Un artículo de Lola Maiques Flores


Finales de julio, calor intenso, llenazo estival y un paréntesis de esfuerzo colectivo y emoción ilusionada. Por segundo verano consecutivo, Alaior acoge un curso intensivo de música. Si el año pasado solo participaron alumnos de violín, en esta ocasión Assumpta Pons, impulsora de la iniciativa,ha incluido también estudiantes de viola y violonchelo. Todos ellos ofrecerán un concierto este lunes, 31 de julio, a las 20:30 horas, en la iglesia de Santa Eulalia de Alaior.

 

Acudo a algún ensayo y, por segundo año consecutivo, asisto maravillada al pequeño milagro que supone conjuntar una trentena de jovencísimos intérpretes (un pequeño milagro similar al que cada jueves de verano se produce en Es Mercadal de la mano de Carme Cardona). Proceden de diferentes conservatorios de España, lo cual constituye una riqueza por el intercambio que se produce entre los alumnos y una suerte para el resultado final puesto que los foráneos contribuyen a mejorar el nivel de sus compañeros de Menorca.

 

Resulta paradójico que la Isla donde se ubica el teatro de ópera más antiguo de España- el Principal de Maó- y que puede presumir de una sólida tradición operística, los instrumentos de cuerda tengan tantas dificultades para abrirse paso. El desarrollo de las bandas, quién sabe hasta qué punto animadas por el tirón del “jaleo” y, sin duda, por los espectáculos ofrecidos en los últimos años por formaciones como la de Es Migjorn, Ciutadella o Ferreries, no ha tenido paralelismo en la música de cámara, que cuenta con bastante menos apoyo.

 

Los estudiantes de violín, viola, violonchelo y contrabajo son minoría en Menorca, y no tienen tantas posibilidades como sus compañeros de viento o percusión de actuar de cara al público ni cuentan tampoco con la sana competencia que supone la existencia de muchos pequeños como ellos que progresen en su instrumento. Por su parte, sus profesores añaden a la dificultad común que supone el aprendizaje en el conservatorio para un niño de ocho, nueve o diez años esta falta de incentivos.

 

Y, sin embargo, un buen puñado de alumnos menorquines eligen un instrumento de cuerda, estudian durante el curso y pasan parte de sus vacaciones repasando lo que han aprendido y disfrutando de actividades como el III Curs de Alaior o el Curso de Verano de Orquesta de Cuerdas de Es Mercadal que, promovido por Carme Cardona, suma diez ediciones. Este esfuerzo es digno de mención y de elogio. Acudan a Santa Eulalia este lunes a Alaior y entenderán porqué lo digo, y porqué creo que Menorca ha de empezar a impulsar más y mejor los instrumentos de cuerda.


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