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“El turismo vacacional le ha dado vida comercial a muchos pueblos”

Entrevista a Rafael Ballester, presidente de la Federación de Empresarios de Comercio de Balears (AFEDECO)

Ballester, en un momento de la entrevista.
Ballester, en un momento de la entrevista.

Ya son 41 los años que AFEDECO (la Federación de Empresarios de Comercio de Baleares) lleva defendiendo los intereses de los comerciantes de Balears. Los retos de entonces poco o nada tienen que ver con los de hoy, con un mercado en constante cambio y evolución. Del hoy y, sobre todo, del mañana del comercio ha hablado para mallorcadiario.com Rafael Ballester, el presidente de AFEDECO.

Entramos en la recta final del verano y he recabado opiniones de todos los gustos sobre el impacto de la temporada turística en el comercio. ¿Qué le comentan al respecto los asociados de AFEDECO?

El gran número de turistas de este año no se ha traducido en un aumento de ventas. Es cierto que determinados sectores sí que se han visto favorecidos. El hecho de que venga más gente que se hospeda en alquiler turístico ha beneficiado, por ejemplo, a los supermercados. Han tenido ventas por encima del año pasado. Sin embargo, comercios de moda, zapaterías o electrónica no han tenido ese incremento. El reparto ha sido un poco dispar.

Con ese reparto desigual me pregunto si Palma es, puede llegar a ser o está en vías de ser un destino turístico atractivo para las compras, algo de lo que siempre hablamos como complemento al consabido modelo de sol y playa.

Sí, yo creo que sí puede serlo. Si miramos la evolución de la ciudad en los últimos cinco años veremos aspectos muy favorables como la aparición de los hoteles boutique. Hemos conseguido que los turistas estuvieran en la ciudad más meses a lo largo del año, tenemos tiendas, gastronomía… Palma y Mallorca tienen mucho que ofrecer. Los hoteles boutique han beneficiado al comercio.

¿Se aprecia el impacto positivo del alquiler turístico más allá de Palma?

Hay lugares de la isla, muchos pueblos, que a raíz de tener turismo vacacional se han desarrollado comercialmente. Se han abierto restaurantes, cafeterías, comercios que no existían… El turismo vacacional le ha dado vida a estos núcleos. Palma es otra historia, tiene cruceros, los días de lluvia va todo el mundo. Es cierto que puede darse la percepción de masificación y que incluso se entorpezcan las compras con tantos turistas. Algunos días a según qué horas es imposible pasear por la calle Sant Miquel. Algunos comerciantes se quejan de que los turistas no pueden ni pararse a mirar los escaparates. Pero eso es algo puntual. La verdad es que el turismo vacacional ha sido muy positivo para desarrollar zonas que no tenían tantos comercios.

Se alarga la temporada turística, poco a poco se reactiva el comercio porque vamos saliendo de la crisis… Ante esta nueva coyuntura, ¿tienen sentido las rebajas?

En el año 2012 se liberalizó el sector y no tenemos periodos fijos de rebajas. Nosotros proponemos que se vuelva a las rebajas. Debemos recordar que las rebajas surgieron para que los comerciantes dieran salida a los estocajes sobrantes a final de la temporada. Eso se desvirtuó y se convirtió en “bajamos precios para vender más”, se perdió su sentido. Creemos que sería bueno recuperar el origen y marcar periodos de rebajas.

Ahora nos volvemos locos con el Black Friday o con cualquier otra “percha” para comprar barato…

En efecto, y tenemos tiendas outlet que ofrecen comprar barato siempre… Sería bueno recuperar las rebajas. Cuando se hizo la reforma de la Ley de Comercio a finales del año pasado intentamos que se incluyeran, pero al venir la liberalización de una norma nacional no pudimos lograrlo.

Siempre se habla del enfrentamiento entre comercio y grandes superficies. ¿Es así o pueden convivir los dos?

Sí, se puede y de hecho convivimos. Siempre hemos mantenido que no estamos en contra de las grandes superficies. Estamos en contra de lo que definimos el “comercio de extracción” que se ubica en el extrarradio de la ciudad y que saca al cliente del núcleo urbano. Es un modelo que consume territorio, carreteras, contamina… Defendemos el comercio de proximidad, que puede ser grande o pequeño. Incluso muy grande. Queremos que el comercio esté dentro de las ciudades que es donde están los clientes. Ese comercio de kilómetro cero es sostenible. Si esta pregunta me la hubiera hecho hace unos años le hubiera contestado “sí, las grandes superficies son el enemigo del pequeño comercio”. Ahora nuestro enemigo, del pequeño y del grande, es la venta online. Es la gran asignatura pendiente para el comercio y para las autoridades que deben regularlo. No hay regulación al respecto, y debería ser de rango europeo. Uno puede comprar lo que sea en una página web de vaya usted a saber donde y en 48 horas lo tiene en casa sin ningún control.

Si no podemos con la venta online tendremos que adaptarnos a los cambios.

Por supuesto, ahí no hay vuelta de hoja.

¿En qué estadio de adaptación al comercio online nos encontramos?

Al principio, el propio comerciante no es consciente de los cambios. Por ejemplo, tengo un hijo de 15 años que de aquí a diez años lo comprará todo en Internet. ¿Una tienda? Los jóvenes compran a través del móvil. El problema serio lo podemos tener dentro de siete u ocho años cuando los jóvenes de hoy tengan poder adquisitivo. El tiempo pasa volando y debemos ser capaces de ofrecer algo diferente, estar en Internet, claro, y también servicios especializados y presenciales en las tiendas. El pequeño comercio aún está muy verde en la venta online. Debemos adaptarnos para no morir.

Le hablo ahora como consumidor. No quiero generalizar, pero tengo la impresión de que en algunos comercios aún tienen la idea de que el cliente entra a comprar y que ellos no tienen que venderle. Incluso puedes llegar a sentir que molestas. Esa mentalidad no ayuda a la supervivencia del comercio.

Efectivamente, esa actitud nos perjudica muchísimo. No nos engañemos: hay numerosos factores externos, pero lo que le pasa al pequeño comercio es responsabilidad del pequeño comercio. Hay que abrir los ojos y ver que debemos adaptarnos. En los últimos cinco años las cosas han cambiado más que en medio siglo, todo va muy rápido. Tenemos que hacer un cambio de mentalidad muy importante.

Hay muchos comercios que pasan de generación en generación y eso es bueno. ¿Han notado la llegada de nuevos empresarios, de nuevas apuestas?

Sí, parece que salimos de la crisis y mucha gente se ha animado. Hay nuevos comerciantes, personas que se animan. Pero nosotros siempre reclamamos que los comerciantes deben estar formados. No puede ser que te metas en un negocio sin saber si es viable y si puede tener continuidad. Más allá del cambio de mentalidad del que hemos hablado, el comerciante debe tener unas bases para saber qué es una cuenta de explotación, cómo se fijan los márgenes… Parece un tópico, pero mucha gente no lo sabe.

En las escuelas tampoco se nos enseña mucho sobre la economía de los negocios.

Esa una reclamación de AFEDECO. Es más, reclamamos una Escuela de Comercio, pero no como la Escuela de Turismo, sino de módulos de formación profesional reglados para formar a comerciantes o para trabajadores del comercio. Estamos dispuestos a reconocer los títulos de formación en comercio para fijar categorías laborales y sueldos según la capacidad de cada trabajador. Siempre que podemos así lo exponemos.

Es corporativista el comerciante balear?

La verdad es que poco. La crisis tan larga que hemos vivido ha conseguido que los comerciantes se quitaran gastos que pensaban que no les aportaban nada y se dieron de baja. Nos cuesta reconstruir el tejido asociativo. Estamos en un momento débil. Tenemos que cambiar nuestra imagen, que tal vez no sea buena, y eso es culpa nuestra.

¿Cómo se cambia esa imagen?

Con medidas nuevas, de futuro. Trabajamos en una aplicación que permita a los comerciantes ofrecer sus productos online en algo parecido a un centro comercial virtual. Es solo una de las medidas que debemos tomar, y estamos en ello, para recuperar el corporativismo y que los comerciantes se sientan representados.


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