Cala Blanca, el imperio del sol poniente

Cala Blanca lleva el nombre de la urbanización colindante, dicen las guías. ¿No será al revés? Ocurre más a menudo de lo que parece: promotor encuentra lugar paradisíaco, se levantan viviendas en su derredor y, al paso de los años, se acaba popularizando más el conglomerado habitacional que la propia joya natural que lo motivó.
Cala Blanca es una playa semiurbana, sí. Está muy cerca de Ciutadella, también. Es pequeñita, 45 metros de largo por 140 de ancho. Hay mucha gente, según la hora y solo en la arena. ¿Pero qué tiene esta playa de tranquilas y cristalinas aguas para que valga la pena elegirla entre todas las demás? Si se ha elegido alquilar residencia en la urbanización no cabe duda: todos los servicios posibles a tiro de piedra, olvidándose del coche y con la tranquilidad que da para las familias con niños el saber que los críos se divierten en un entorno seguro y bastante bien acotado.
Pero el secreto mejor guardado de Cala Blanca es la puesta de sol. Siendo la playa occidental más notoria de la isla, teniendo como tiene el mejor bar musical de costa de por aquí y, para expertos nadadores, salientes y escondrijos de roca de película de Hollywood, nos encontramos en el marco perfecto para los idilios nacientes, cada día, a la hora del sol poniente.
Pueden comprobar aquí la hora exacta a la que va a caer el sol y aquí lo que se están perdiendo.

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