El viejo timón como mesa de centro

Un viejo timón que haya navegado, que haya sufrido tempestades y disfrutado travesías a favor por igual, es un objeto que suele sobrevivir al barco que dirigió. Con un nombre como este no se puede esperar poco del restaurante más céntrico y movidito de por aquí. Con una terraza contenida y agradable, un interior clásico, marinero y campechano, sus buenos arroces, langosta y pescado fresco como apuesta del lugar para no dejar nada al azar, el Viejo Timón mantiene firme el cabo y la cosa va para largo.
No hace falta estar en un enclave muy visible y frecuentado para abandonarse al menú de batalla. Aquí se trabaja con cariño y esmero, se cuida al visitante y se deja buen recuerdo con ciertos ases en la manga a modo de especialidades de la casa. Pregunten por las almejas al cognac, pruébenlas y sigan preguntando, verán como, seguramente, este viejo timón les lleva sabiamente al puerto seguro de una comida con nota. Como pueden imaginar, pueden llegar sin más, pero es mejor reservar, es demasiado tentador para muchos poder comer así tan cerca de la tumbona y volver a hacer la merecida siesta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *