El picnic como arte 26 julio, 201728 julio, 2017 pablo Preparar una cesta de Picnic no es cosa que se tenga que hacer deprisa y corriendo. En el siglo XIX, mucho antes del boom del turismo, la mejor razón de ser de una visita a la playa era precisamente eso: llevar de picnic a toda la familia. Pensemos que entonces la familia media era de unos cinco o seis hijos, se podían encender hogueras en cualquier parte para cocinar y lo del baño era, por así decirlo, una costumbre exótica y poco civilizada. De aquella época han sobrevivido el mantel de cuadros, la tortilla de patata, la cesta de ratán, el termo frío y el termo caliente. El siglo XX aportó la nevera de isopor, el hielo hecho en casa y los diversos conservantes industriales, abriendo el abanico de productos en conserva que se podían adquirir y transportar para una ocasión como esta. Cualquiera que se lo plantee, pues hoy hay poco costumbre, puede preparar un picnic, pero se necesita ponerle arte, cariño y lógica para convertirlo en una experiencia perfecta. Nosotros recomendamos que la mitad de los salados consista en productos de delicatessen que no requieran preparación -embutidos, encurtidos, latas, quesos- y la otra mitad sean elaborados en casa -ensaladas, pasteles, tortillas, arroces, marinados. Conviene no olvidar que todo lo que no vaya en nevera se comerá templado, con lo que es mejor descartar la preparación de platos calientes. Hay quien no se molestará en transportar el peso añadido de un hornillo de gas, pero todo suma y hay que tener muy en cuenta la distancia a recorrer andando, no dejar residuos y volver con todo bien cerrado para no manchar. No se debe olvidar el pan, pues un bocadillo siempre es socorrido para los niños, pero evítese el bocadillo en la medida de lo posible, pues se trata de comer de verdad. Una ensalada de frutas abundante, variada y bien cortada es ideal como colofón de un picnic bien pergeñado. También lo son un melón o una sandía que hayan pasado la noche en la nevera de casa. El agua es fundamental y la batalla principal es contra el peso y la temperatura, con lo que hay que calcular muy bien qué es lo que se lleva en nevera, qué es lo que se lleva en termo y cómo se va a transportar todo a la ida y a la vuelta. Todos los detalles cuentan: cubiertos, vasos, hielo, servilletas. El esfuerzo, en este caso, tendrá una gran recompensa.