Las Islas Baleares es uno de los destinos turísticos con más afluencia en el mundo. Su clima privilegiado, su situación estratégica a muy poca distancia de importantes países europeos y sus enclaves costeros representan una opción muy interesante para pasar unos días de descanso. Pero si algo destaca de las Islas Baleares son sus playas y calas, estando muchas de ellas valoradas como las mejores del mundo. Si Baleares es nuestro destino estas vacaciones, merece la pena planificar una ruta por sus mejores playas y calas.
Menorca se caracteriza por sus calas de aguas cristalinas y arena blanca y brillante, y además en ella, la Cala Mitjana ha sido nombrada recientemente la mejor playa de España por la revista GEO y es que ésta cala es completamente virgen. Está situada al sur de la isla y tiene unas aguas turquesas espectaculares. Su hermana pequeña, apenas a dos pasos, es la Cala Mitjaneta, con solamente unos pocos metros de extensión.
Otra opción interesante para conocer algunas de las calas más bonitas de las Islas Baleares es visitar la playa de Ses Illetes, en Formentera. Se trata de uno de los lugares más visitados de la isla y cuenta con 450 metros de extensión de extensión y unas vistas privilegiadas a los islotes que la rodean. De fácil acceso, la pradera de alga posidonia que se encuentra bajo sus aguas está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
En Ibiza es ineludible la visita a Cala d´Hort. Situada solamente a 22 kilómetros de Eivissa, y frente a la magnífica silueta de los islotes de es Vedrá y es Vedranell, sus 200 metros de longitud nos ofrecen un remanso de paz y tranquilidad y la oportunidad de presenciar una de las puestas de sol más bonitas del mundo. En verano, debido a las numerosas visitas, conviene dejar nuestro vehículo algo alejado y bajar a la playa caminando.
En último lugar, y si decidimos visitar Mallorca, la más poblada y grande de las Islas Baleares, no deberíamos dejar de acudir a Torrent de Pareis, un cañón de 3 kilómetros de longitud que desemboca en la playa de Sa Calobra. Esta pequeña cala, de solo 30 metros de longitud, es un pequeño paraíso natural a la sombra de la cima más alta de la isla, el Puig Mayor. Podemos acceder directamente en nuestro vehículo estacionándolo a pocos metros u optar por descender a través del torrent, una excursión bastante dura pero de gran belleza paisajística en la que podemos encontrar hasta 30 tipos de flora endémica de la región.