Aunque también existen los ‘panellets’, estos días cercanos a la festividad de Todos los Santos es el buñuelo el postre estrella en Menorca. A su entorno, hay iniciativas de todo tipo, como las habituales ‘bunyolades’ que esta misma mañana, y antes del 1 de noviembre, se han celebrado en la inmensa mayoría de los centros escolares de Primaria de la isla, donde han sido mojados con miel o ‘arrop’ antes de dar paso al fin de semana.
Una de las novedosas iniciativas alrededor de los buñuelos la está poniendo en marcha este año el obrador Dolç i Salat de Maó, tras ver, en años anteriores, que durante estos días es ese producto el más demandado de su elaborada carta de pastas y postres artesanales. Y es que si normalmente este local ofrece un servicio a la inversa, en el sentido de que atiende los pedidos de sus clientes a través del teléfono o correo electrónico y en horario matinal del obrador, la decisión para estos días ha sido la de mantener abierto el local unas horas concretas con el objetivo únicamente de vender buñuelos, como si fuera un puesto de venta ambulante en la calle, típico también de estos días, aunque en su local de la céntrica calle Església, 5 de Maó.
De momento, la intención de Xavi Llopis, a quien encontramos en pleno proceso de elaboración, es la de freir alrededor de 8 kilos de buñuelos para ser vendidos esta misma tarde, entre las 18 y las 20 horas. Mañana por la mañana, aunque festivo y con un ritmo que irá en función de cómo haya ido esta tarde o hasta final de existencias, volverá a abrir entre las 10 y las 13.30 h con una nueva partida de estos dulces, que vende al peso (a un precio mantenido de 14 € el kilo) aunque puede comprarse desde una única unidad hasta las que se estén dispuestas a comer.
La receta que utiliza Xavi Llopis es una de las tradicionales para los buñuelos agujereados de Todos los Santos en Menorca, la misma receta que, con aceite en lugar de manteca y con su adecuado tiempo de fermentación, aprendió hace algo más de dos años del antiguo propietario de este clásico establecimiento de Maó. Fue también él, Xisco Huguet, quien le enseñó las antiguas recetas de hace unos 50 años para las pastas saladas, a las que ahora ha ido incorporando nuevos ingredientes para renovar su carta. Los que tengan una cierta edad sabrán que este local de la calle Església, 5, ahora con el nombre de Dolç i Salat, anteriormente no tenía nombre concreto, aunque era conocido popularmente como Ca n’Antonieta, Can Xisco o Cas Capellà.
