El proyecto de presupuestos de la Comunidad para 2015 incluye partidas para posibilitar la llegada de cruceros y mercancías peligrosas en el dique de Son Blanc, una previsión en la que se ha reafirmado esta misma mañana el director de Puertos, Antonio Deudero. En este momento son sólo previsiones pero expresan a las claras la voluntad de Puertos de las Islas Baleares de sacar partido a esta infraestructura portuaria.
Personalmente, siempre he cuestionado esta infraestructura siendo las dimensiones y la población de la Isla las que son y existiendo como existe en Menorca un puerto como el de Mahón, ciudad donde se concentra buena parte de la plataforma logística. Entiendo, eso sí, que el trayecto por Ciutadella se acorta, lo que redunda en la comodidad de los pasajeros y en la bondad de las cuentas de resultados de las navieras, y entiendo también que se busquen fórmulas para rentabilizar la altísima inversión que supuso el “braç”.
Desde el inicio la complementariedad fue el argumento esgrimido para hablar de cómo se debían relacionar las dos grandes infraestructuras portuarias de la Isla, pero va pasando el tiempo y esta complementariedad no acaba de concretarse. Por el contrario, todo apunta a que Son Blanc acabará acaparando buena parte del tráfico de pasajeros y mercancías, lo que obliga a plantearse en serio la necesidad de repensar el puerto de Mahón, que, de un tiempo a esta parte ve como mengua su potencial económico.
Si la necesidad de ajustar costes, principalmente, acaba convirtiendo el de Ciutadella en el puerto comercial de Menorca, en el Levante de la Isla deben empezar a ponerse las pilas para que su afamadísimo puerto natural se llene de atractivos que lo conviertan en escala ineludible para quienes quieran disfrutar de la náutica en su vertiente más lúdica, turística y deportiva. Y no descartar, quizás, la posibilidad de transformarlo en centro de operaciones de industria pesquera o de otras actividades económicas que le permitan compensar lo que, poco a poco, va perdiendo en favor de Son Blanc