Skip to content

SON… las 00.00.

Un artículo de Manolo Bonet

manolo bonet misionero
manolo bonet misionero

En el lindar del Nuevo Año la emoción de las doce campanadas está a flor de piel y también la nostalgia del tiempo que no se para sintiéndonos a la par un pelín más mayores…quizás.

En culturas que tocan aún la edad del hierro (sin acerar…) como lo fue la nuestra Talaiótica en Menorca y que es la que vivimos aún en BINDE (Ghana), el comienzo del año se vive con regocijo y danza ya que nos vuelve, sí más nuevos. Semejante al retorno de las estaciones que están programadas para ser prístinas y perenemente vivas, éstas nunca envejecen y consecuentemente el nuevo año tampoco.

El tiempo en tales culturas no es matemático, sino más bien biológico y no acumulándose, uno fruye del instante que siempre… es.

Una amiga mía cuya profesión la pone en contacto diario con enfermos terminales, suele preguntarles a guisa de test ¿Cuál fue el día más feliz que pasaste? Y tras variopintas respuestas, la encertada es: Hoy

Descubrir el eterno ahora es labor de educar una mente sana.

De hecho gerontólogos del calibre de un Tom Kirkwood nos dicen sin sonrojar que la vida humana no está programada para la muerte y que el proceso del conocimiento se dinamiza olvidándose uno de lo aprendido ya…es aquello del dicho famoso de Sócrates : Solo sé que no sé nada…

De pequeños nos representaban la vida como un río que fluye sin parar, pero como lo hace el salmón hay que nadar río arriba a contra corriente… para depositar los huevos donde el manantial fluye límpido y dulce y nunca dos veces es el mismo fluir…

El Nuevo Año que no envejece al unísono con las estaciones y las constelaciones… puede conectarnos con la imagen del nuestro yo más íntimo que nos ha llegado de generación en generación con células espejo de forma calidoscópica y siendo, sí, perennemente nuevo.

Feliz y Prístinas…Estaciones 2015.


Deja un comentario

Your email address will not be published.