La semana pasada se publicaron los datos de ocupación hotelera del mes de julio en Menorca y ésta hemos conocido los relativos a los servicios turísticos de ese mismo mes. Son datos positivos, sin duda, que confirman que esta campaña va camino de batir récords, también en la Isla. Tanto es así que no resulta extraño escuchar y leer mensajes en positivo. Como muestra un botón, mejor dicho un tuit de Mariano Rajoy de hoy mismo que reza “#España es un país atractivo que tiene mucho que ofrecer. Los datos del sector turístico son histórico y cada año mejores”.
Indudablemente, es cierto que España es un país atractivo como cierto es que, según el informe “The Travel and Tourism Competitiveness Report 2015″ del ‘World Economic Forum’, es el más competitivo del mundo. Todo es tan cierto que caer en la complacencia es casi inevitable. Y digo “casi” porque siempre hay voces críticas y prudentes, entre otras, las de Azucena Jiménez, gerente de ASHOME, o María García, secretaria general de PIME Menorca, quienes prefieren esperar a final de temporada para valorar si ha sido o no positiva.
Voces como la de Hosteltur, un grupo de comunicación especializado en información turística, que en su revista de julio, en un reportaje de Xavier Canalis, se ha dedicado a leer la letra pequeña del informe de competitividad del WEF, algunos de cuyos indicadores no dejan especialmente bien parado a nuestro país. De acuerdo al informe, nuestros recursos culturales e infraestructuras turísticas y el avance de las nuevas tecnologías y nuestro posicionamiento ‘on line’, es decir, la capacidad que tiene España de aparecer en internet cuando alguien busca un destino, nos han colocado por primera vez a la cabeza de los países más competitivos, entre un total de 141 analizados.
Una posición engañosa si se atiende algunos de 90 indicadores que analiza el citado informe del WEF. Así, nuestra principal industria nacional adolece de una buena política de precios (ocupa la posición 105 de 141), de facilidades para la creación de nuevos negocios (100/141) o de formación para el capital humano vinculado al sector turístico (95/141). Las peores posiciones las ocupa España en cuanto a imposición y cotizaciones sociales (133/141), la efectividad de los incentivos a la contratación y la inversión (128/141), la relación entre retribución y productividad (125/141) o el régimen de contratación y despido (113/141).
Ésta sería la letra pequeña del informe, la que nos advierte de la necesidad de ajustar la relación calidad-precio de nuestro producto turístico a fin de que sea más rentable y sostenible, de simplificar el marco normativo y la burocracia para que sea más atractivo invertir, mejorar los incentivos fiscales y laborales al sector, racionalizar las condiciones de contratación, promocionar una formación de calidad y avanzar en sistemas retributivos que primen la productividad. Vale la pena, por tanto, alegrarnos de las grandes cifras de llegada de turistas y de nuestros puntos fuertes, mientras trabajamos duro para reescribir esta letra pequeña.
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