Tras destruir Rajoy su propia teoría de los “casos aislados” al informar de los “muchos del PP que ya hemos apartado por corrupción”, se acerca una campaña protagonizada por ambos extremos. Las siguientes son algunas de las dudas que me asaltan.
¿Cómo actuará Rajoy? ¿Nos regalará nuevas risas al tropezar con el verbo? ¿Le podremos dar algún puñetazo sin miedo a que nos denuncie, aunque no seamos de su familia? ¿Qué hará esta vez Iglesias para chupar cámara? ¿Besos en las bocas o bebés de Bescansas? Cualquier cosa, porque es arrollador y ni pensará en la vergüenza ajena que quizás ahora sienta como propia el siempre correcto y bien valorado Garzón.
Sea cual sea el espectáculo, deberemos decidir ante las urnas.
Como son dos, en la primera votaré que Rajoy se vaya a Galicia, allí donde sí supo instalarse Fraga, pero no el único jefe que don Manuel tuvo y soportó, el dictador. ¡Cuánto daño hizo por salir de Galicia, o por no volver a su tierra después de la guerra! ¡Mariano, no hagas como Franco! ¡¡Regresa!!
Mi otro voto será para que Iglesias sea el próximo Secretario General de la ONU. Inteligente y listo, joven, ambicioso, flexible, atrevido, leído, ni de izquierdas ni de derechas y por tanto de todos, conocedor de secretos y admirado en muchos países. El único cargo a la altura de su importancia es el de “Presidente del Mundo”. Y también la solución para que España vuelva a brillar como en el Siglo de Oro. Además, sabe inglés.
Quiero papeletas de voto con las que pueda cumplir mis deseos.