Es una carrera contra el reloj. Desde el año pasado un parásito ha diezmado la población de este molusco que estaba protegido. La protección era para evitar que los humanos arrasáramos con los pocos ejemplares que quedan. Sus conchas grandes y llamativas, muy decorativas, fueron pasto de los desaprensivos que las buscaban con el único objeto de tener algo que lucir en su salón. Pero de repente apareció un parásito que viaja con las corrientes marinas y que actúa paralizando al molusco e impidiendo que se pueda alimentar por sí mismo, lo que provoca su muerte. Poco o nada se sabe de porqué aparece este enemigo de los moluscos, ni de porqué sólo afecta a una especie y no a las demás. El caso es que los científicos no dan a basto para frenar lo que, si nada cambia, será la extinción de esta especie en pocos meses.
Por ese motivo, el doctor Miguel Cabanelles, que ofreció una charla en Menorca esta semana pasada explicando qué le suceden a las nacras, recordó que “la población puede hacer algo para ayudar”. Se ha creado algo así como un observatorio en el que las personas que conozcan el paradero de algun ejemplar pueden compartirlo. Eso ayudaría a ampliar los datos de dónde ha llegado o no el parásito, de si hay ejemplares que puedan recibir una atención especial para evitar que el parásito llegue a ellos y que la especie tenga una oportunidad de salvarse.
Según los organizadores de esta iniciativa del IMEDEA, “la ciencia ciudadana es una herramienta muy poderosa para hacer investigación de calidad. Permite contar con la colaboración activa de la sociedad en el monitoreo y la detección de fenómenos de cambios, a una escala espacial y temporal nunca imaginada”. Implica un intercambio continuo de información entre participantes, agentes locales, asociaciones, administraciones y científicos, vía web y las redes sociales. Todos los datos recogidos son públicos y sirven para avanzar en el conocimiento, mejorar las medidas de gestión del espacio marino y concienciar a todo el mundo sobre las problemáticas existentes para provocar un cambio de actitud.
La plataforma ‘Observadores del mar’ está pensada para que pescadores, buceadores, navegantes, deportistas, habitantes de zonas costeras y escuelas colaboren activamente con 80 investigadores de 14 instituciones nacionales e internacionales para analizar los efectos del cambio climático en la biología y distribución de las especies, detectar la aparición o expansión de especies invasoras, conocer mejor la biología de especies autóctonas o denunciar las consecuencias de la contaminación en el medio marino.
Si conoce la existencia de algún ejemplar, puede compartilo en la web http://www.observadoresdelmar.es/?idioma=es
En arenal des castell hay nacras vivas