En el marco de los 25 años de la Reserva de la Biosfera cabe preguntarse si Menorca ha hecho bien los deberes en cuanto a crecer de manera sostenible. Los expertos son críticos y consideran que hay algunas cosas buenas en un contexto general que debe mejorar mucho.
Basta retraerse a las Jornadas de valoración de los 20 años en las que se concluyó que había más de fachada que de real en la denominación de Reserva de la Biosfera. Es como si le pusiéramos una etiqueta de ecológico a un producto que vendemos en el mercado por el solo hecho de ser un vegetal cultivado en la tierra. Hay que ser más rigurosos y no conformarse con ostentar un título.
Cuando el biólogo Jeroni Galmés auditara en su pregón de Sant Antoni de este año lo que faltaba por recorrer en la isla, señaló muchos puntos que deberían tenerse en cuenta a nivel político y socioeconómico. En el tema puramente científico sí destacó en positivo el trabajo que hace el Observatorio Socio Ambiental de Menorca (OBSAM). Pero no basta. Además de crear y seguir ciertos indicadores sobre el desarrollo sostenible de la isla, hay que fomentar que una entidad pueda tomar decisiones gracias a esos indicadores. E incluso hacerlo por encima de la variabilidad política en la línea del tiempo de las instituciones insulares.
El presidente del comité científico del Institut Menorquí d’Estudis (entidad raíz del OBSAM), Miquel Àngel Limón, dijo esta semana en declaraciones a Radio Menorca, que tomarían en consideración la idea de dar un paso más hacia adelante para la creación futura de un órgano que respondiera a este objetivo. En sus mismas palabras también reconoció que tal meta precisa de una infraestructura técnica y humana que ahora no dispone el IME.
Más colocados sostenidos?