Joana Camps es una menorquina que, como muchos otros, ha ido avanzando en edad con la duda de dónde querría vivir cuando llegara a la tercera edad y en qué condiciones. Mirar hacia el ejemplo de Dinamarca le abrió los ojos y pensó en trasladar la idea a Menorca.
De momento la idea está consiguiendo muchos seguidores aunque falta dar pasos firmes en asuntos como la sostenibilidad económica del proyecto y el soporte de entidades que ayuden sobre todo en el inicio de este concepto no siempre bien conocido.
El “cohousing” se puede definir como una comunidad de personas que tiene un elemento en común: su forma de entender el vínculo entre vida privada y vida colectiva. A efectos prácticos, vendría a ser una comunidad de individuos que, bajo una fórmula cooperativa, convive en una zona residencial.
Para descubrir los orígenes, hay que remontarse a los años 60 y a Dinamarca. El “cohousing” ha evolucionado tanto que tenemos de diferentes tipos: urbanos, rurales, unifamiliares y más.
En Menorca ya se han buscado ubicaciones ideales, dentro de zonas urbanas que garanticen la cercanía de servicios, pero aún sin llegar a cerrar ningún acuerdo. Camps explica que querrían una promoción de viviendas que fuera claramente asequible para sus moradores, que otorgara privacidad pero que, al mismo tiempo, tuviera una serie de zonas comunes con servicios pensados para la gente mayor y que diera calidad de vida a los que formaran parte de esta comunidad. El “cohousing” funciona, pero hay que encontrar a aquellas personas que apuesten por este modelo. Por otro lado, todo lo que apunte hacia este segmento de la población tiene un futuro asegurado, en cuanto los datos de demografía demuestran un envejecimiento de nuestra población.