Los coches de motor diesel están en el ojo del huracán. Por un lado tenemos a las instituciones que están apostando por las energías limpias e impulsar la mobilidad eléctrica o híbrida. Por otro se mira con lupa todo lo que contamina. No son buenos tiempos para los coches que consumen gasóleo.
Las emisiones medias de dióxido de carbono (CO2) de los coches nuevos vendidos en Baleares se situaron en 2017 en 116 gramos por kilómetro recorrido, lo que supone la misma cifra que el año anterior, según datos de la consultora MSI para la patronal de los concesionarios, Faconauto. De esta manera, se acaba con una tendencia de caídas en esta estadística que duraba ya diez años.
Sin embargo, la media nacional del pasado ejercicio experimentó una subida situándose en los 116 gramos por kilómetro recorrido. Faconauto atribuye este incremento en primer lugar al auge de las ventas de los SUV pequeños y medianos, que en 2017 acapararon el 31,2% del mercado y cuyas emisiones medias son mayores que las de otros tipos de vehículos.
Asimismo, la caída en las matriculaciones de los modelos que montan motores diésel de última generación, que emiten menos CO2 que los de gasolina, es otra de las claves que explica esta variación, a juicio de la patronal. Las ventas de coches diésel cayeron un 8,3% el pasado ejercicio, mientras que las de gasolina se incrementaron un 24,2%, aunque los primeros supusieron el 48,3% de todas las adquisiciones.
Al respecto, Faconauto recuerda que, con la realidad actual del mercado, con una preponderancia de los motores de combustión, el diésel tendrá que jugar todavía un papel clave para que los fabricantes cumplan con las exigencias de reducción de emisiones medias de CO2 que la UE ha establecido en 95 gramos para el año 2021 y en 66 gramos en 2030.
Para la patronal es esencial que, en este momento, se ordene el discurso alrededor de los motores de combustión y, particularmente, alrededor del diésel. El debate que se está generado desde ámbitos sociales y políticos es poco realista, no responde a las demandas de los consumidores y está acelerando artificialmente su desaparición, lo que puede ser contraproducente para el objetivo común, en el que el sector es el primer interesado y está absolutamente involucrado, que es la mejora del medioambiente.