Nada que ver con el año pasado

Los primeros meses de vigencia de las competencias propias en promoción turística, transferidas al Consell Insular de Menorca el pasado día 1 de abril, no están coincidiendo con unos buenos resultados en la actividad turística de la isla. Aunque probablemente no tenga una relación causa – efecto directa, el inicio de la temporada turística no está siendo para nada como esperaban las empresas menorquinas de servicios turísticos.

Más de la mitad (52,36%) de las empresas encuestadas en el estudio mensual de PIME Menorca ha reducido su facturación en junio con respecto al mismo mes del año 2017.

Ha caído hasta el 16,54% las empresas menorquinas que declaran una mayor cifra de negocio en junio que hace doce meses. En 2017 este porcentaje con respecto a junio de 2016 fue del 40,79%.

Haciendo una mirada a medio plazo, y con el escepticismo lógico que desprende el inicio de esta temporada, los empresarios deben conformarse en esperar que las previsiones de oferta de plazas que barajaba el aeropuerto de Menorca para los meses de septiembre (6,36%) y octubre (2,26%) se consoliden; ya que la misma estadística, avanzada en abril, no reflejaba incremento alguno para julio y agosto, incluido un leve retroceso (-0,10%).

Muchos pueden ser los factores que influyen para que, además de las cifras que puedan reflejar distintos estudios sobre la temporada, las sensaciones y percepciones recogidas de los pequeños y medianos empresarios no sean optimistas y esperanzadoras. Todo lo contrario, existe un preocupante “clima empresarial” en plena temporada alta que linda entre la resignación y desilusión. A nadie se le escapa que esto, más pronto que tarde, tendrá sus consecuencias una vez llegados los meses de invierno.

Tal y como se preveía, y se negaba en su momento desde el Consell Insular de Menorca, el desacuerdo político impide que el alquiler turístico, aún con excesivas limitaciones, sea una realidad esta temporada turística 2018. El alquiler turístico es beneficioso para la isla desde hace años. Favorece la redistribución de la renta turística entre todos los menorquines y apoya indirectamente a otros sectores productivos e industriales locales.

También como se advertía se han vuelto a reproducir las quejas de turistas por la mala imagen del destino debido a las restricciones de movilidad (carretera general) y acceso a las playas y zonas turísticas de interés (Macarella y Favaritx). Decisiones que en el caso de la costa sud de Ciutadella únicamente ha conseguido trasladar la falta de aparcamientos a otras zonas turísticas colindantes.

Además, la falta de limpieza y de arena en varias playas de interés turístico vuelve a ser, una temporada más, motivo de reclamaciones por parte de visitantes y negocios afectados. El turista no regresa al lugar donde su entorno no es el esperado. Tampoco se sabe nada de los ayuntamientos con respecto a posible medidas para acabar con la venta ambulante en las playas y que, incluso los empresarios concesionarios, ya se han cansado de denunciar un año tras otro. Se molesta a los bañistas y se afea la imagen de Menorca.

Los mercados turísticos competidores de nuestro entorno mediterráneo vuelven a despertar con ofertas muy agresivas y nosotros aquí les recibimos con la imposición de una “ecotasa” doblada y destinada a objetivos que nada tienen que ver con la modernización y adaptación de nuestro modelo turístico a los nuevos tiempos. Las infraestructuras turísticas de muchas urbanizaciones se han quedado en el siglo pasado, mientras que la presión fiscal se actualiza año tras año.

En el capítulo recurrente de la conectividad, y visto lo acontecido estos días con lo que parecía una imposible puesta en marcha inminente del descuento del 75% para viajes de residentes, los actuales representantes políticos deberían tomar ejemplo del gobierno canario para reclamar, con urgencia, una solución al retraso de la OSP Menorca – Madrid. Es alarmante que por ello Menorca no pueda disponer a día de hoy de una programación aérea a partir del 1 de noviembre. A menos de cuatro meses.