Skip to content

Perdidos

Un 'Abrazo de sal' de Lola Maiques


Bastan un par de datos. 133 menores – entre 14 y 17 años- fueron enjuiciados en España por delitos de violencia contra la mujer en la primera mitad de 2018, según datos del Consejo General del Poder Judicial. En 9 de cada 10 casos, el juicio se saldó con imposición de medidas, lo que se equipara a una sentencia condenatoria en la justicia de “mayores”.

Estas cifras, en vertiginoso ascenso, evidencian un revés colectivo, tal y como apunta en “Las Provincias” Alicia Bayarri, presidenta de la sección de Violencia de Genero del Colegio de Abogados de Valencia y especialista en menores. “Desde la justicia solo se gestiona el fracaso de la sociedad”, sostiene Bayarri, para quien la solución a la violencia machista “ni puede ni debe de ser jurídica” y sí tener un alto componente preventivo: “educación en igualdad y la implicación de toda la sociedad”.

Si la educación es la clave, estamos perdidos. Drogas, juego, adicción a las nuevas tecnologías, violencia de género, depresión, trastornos de conducta, suicidio, autolesiones…No hay problemática infanto-juvenil ni experto consultado que no incida en la importancia de la educación a la hora de prevenirla y atajar sus graves consecuencias.

Pero la educación- esa que para ser efectiva necesita del cole, la casa y la calle- está de capa caída. En los centros reclaman estabilidad y recursos; en las casas se añora la dedicación; en las calles, sobra hostilidad y señal wifi; y en general, faltan ganas y tiempo. Ganas, de diseñar y mantener un marco normativo que vele por la equidad y calidad educativa y la conciliación personal y profesional, y tiempo suficiente para que todos aprendamos y asumamos la parte que nos corresponde.


Comment

Deja un comentario

Your email address will not be published.