Nací en una casa obrera y no pude terminar mis estudios secundarios, pues mi escritura no era demasiada buena. Así que empecé a trabajar con trece años. Siempre he estado vinculado a movimientos sociales de distinto signo (sindicatos, partidos, vecinales, etc.). Y ya llegado a una edad sigo viendo cosas que me indignan y me obligan a ejercer mi opinión. Por eso, este escrito me sale del corazón, de la experiencia de la vida con los que más sufren en este mundo tan desigual, en sus clases y de injusticia social. Deberíamos estar mucho mejor que hace 40 años pero en realidad y en la práctica no hemos avanzado demasiado.
El Estado de derecho y de justicia en España está intoxicado y envenenado por los poderes fácticos en el que una minoría esclaviza a la mayoría con la permisividad del gobierno de turno de derechas, abriendo las puertas de par en par al capitalismo a costa de los trabajadores. Sin embargo este “social-demócrata”, Pedro Sánchez, es más beligerante con los poderes financieros y empresariales, un poco más social, pero desgraciadamente sin realizar los cambios necesarios para que la sociedad lo note.
Pero hoy en día hay algo que me preocupa mucho, y debería preocupar al conjunto de la sociedad. Me refiero a uno de los pilares fundamentales del Estado de derecho, la justicia. En España tenemos unos jueces y magistrados, mayoritariamente conservadores, y una aplicación de las leyes actuales que favorece a los poderosos y perjudica a los débiles. Unas leyes que premian a los corruptos y estafadores, y en cambio castiga al pobre miserable que roba una gallina para poder comer. Unos salen de rositas y los otros se van a la cárcel un mínimo de dos años. ¿Es eso justo? No nos tiene que extrañar que el pueblo piense que la justicia protege a los poderosos. Por un lado unas malas leyes y por otro su desproporción a la hora de aplicarla nos hacen dudar, y con razón, del poder judicial.
Y en mi opinión, lo mismo pasará con los independentistas catalanes encarcelados desde hace más de un año. Primero por los cargos exagerados que se les imputan y luego por la insostenible aplicación de las “medidas preventivas”. ¿Cómo se puede admitir en pleno siglo XXI que tengas que estar más de un año en prisión preventiva a la espera de juicio por presuntos delitos políticos? Más de 150 profesionales de la justicia ya se han manifestado en lo injusto de esta medida. ¿Acaso no hay hoy en día medios para controlarlos sin tener que estar en la cárcel? Reclusión domiciliaria, seguimiento digital, etc. En mi opinión si están en prisión no es por el 1º de octubre, sino por lo que significaron las movilizaciones que hubo en la calle que hizo temblar a la monarquía de España, y eso no se puede permitir. ¡Dejen que la población hable mediante un referéndum! Si quiere República independiente, que no ruptura, o ser una comunidad dentro del estado español. Esto es democracia. Y todo ello sin entrar a fondo en el ridículo internacional por la sentencia dictada por el Tribunal de Estrasburgo favorable a Arnaldo Otegui.
Tampoco están mejor las cosas en el ámbito laboral. A los empresarios, muchos de ellos actuando de forma que recuerdan a los esclavistas de hace dos siglos, hay que aplicarles una nueva ley laboral que no les permita tratar a los trabajadores de forma inhumana. Hoy en día todos tienen el derecho a tener unas condiciones laborales dignas, con sus descansos semanales y favoreciendo la conciliación laboral y personal. ¿Cómo se puede tolerar que con los beneficios anuales de las grandes empresas luego haya gente que se vaya a las listas del INEM por 400€ al mes?
Y ya volviendo concretamente a nuestra isla y las consecuencias del famoso apagón sufrido por la mayor parte de la población no puedo admitir la hipócrita actitud del PP menorquín, estando ahora en la oposición, y que ahora se rasguen las vestiduras criticando a los demás y quitándose cualquier responsabilidad. ¿Cómo pueden actuar así sabiendo que su gobierno del PP en Madrid tenía un informe desde hace 10 años, en el Ministerio de Energía, en el que ya se informaba que el cable de Mallorca a Menorca estaba caducado y corría serios riesgos? ¿Qué hicieron ustedes? ¿Por qué no previeron las obras de reparación o mejora? Sean un poco serios. Ahora no vale tirar la piedra de la culpabilidad al gobierno actual, para así poder ganar más votos. Esto se llama, sencillamente, juego sucio. Cállense y reconozcan honradamente su poca eficiencia en este asunto. En cambio, sí quiero reconocer la rapidez del Gobierno actual en intentar acortar los plazos para la más pronta recuperación de la normalidad.
Y eso es todo. Aunque en estos últimos diez años no tengo color político ni afiliación alguna, me siento un cristiano de base y seguidor de Jesús porque para mi fue el primer comunista y humanista de la historia. “Comunistas en las iglesias y cristianos en el partido” (Alfons Comín, 1973).
Agradecer a todos los que quieran leer mi opinión.
Pere Tur Taltavull