Así, el martes pasado, el Parlamento Europeo (PE) retrasó hasta 2021 la decisión de terminar con el cambio de hora, a pesar de que la Comisión Europea había decidido en 2018 hacerla efectiva este año.
El PE ha pedido a los países miembros de la Unión Europea (UE) que a partir de 2021 pongan fin al cambio de hora y permitan que cada país elija, si así lo decide, el horario de verano o de invierno.
La propuesta de terminar con esta práctica se planteó por la Comisión Europea tras la encuesta en la que un 84 % de los 4,6 millones de europeos expresó el deseo de terminar con los cambios de hora.
Un 56 por ciento de los encuestados se inclina por mantener el horario de verano todo el año, mientras el 36 % prefiere el de invierno y solo el 8 % respondió no tener una opinión al respecto.
Varios estudios recogen que el ahorro energético -justificación por la que se adoptó la medida- es mínimo, por lo que no se justifica el cambio de hora.
Otros expertos han señalado los efectos negativos del “pequeño jet lag” que se produce en el organismo con los cambios de hora, los mismos que según otras opiniones son mínimos.
Sin embargo, el catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela, Jorge Mira, uno de los trece expertos que asesora al Gobierno de España en esta materia, ha manifestado que el no cambiar de hora tendría un impacto económico en España, sobre todo en zonas turísticas.
Mira sostiene que si se mantiene el horario de invierno (UTC+1) todo el año, durante cuatro meses amanecería en Barcelona a las 06.00 de la mañana, mientras si se establece el de verano, en Galicia verían el sol a partir de las 09.00 de la mañana durante el mismo periodo de tiempo al año.
El experto ha señalado que a pesar del pequeño “desajuste” con el cambio horario que se pueda producir en las personas, es un cambio beneficioso por la sintonía de las personas con el ciclo solar, no tanto por el ahorro energético.