Tras las letras LGTBI hay todavía un gran desconocimiento. Y aún existe en la sociedad menorquina muchos prejuicios.

Hace 50 años que un local de Nueva York padeció la represión policial y, al mismo tiempo, se erigió como ejemplo de lo que no debía repetirse. La libre elección de opción sexual ha sido una reclamación de la sociedad libre, democrática y respetuosa con la diferencia. El camino de la integración y optar a normalizar el amor, independientemente del sexo o condición de quien lo ofrece o recibe ha sido una lenta y difícil lucha en la mayoría del mundo, pero no por todo.

El manifiesto que se ha leído en los actos de estos días recuerda esto y, además, que en algunos lugares del mundo actual aún hoy ser diferente implica la cárcel o la pena de muerte.

Algunas personas han comentado que en Menorca “tenemos mucha suerte porque hay personas de mente abierta que nos han permitido ser como queremos, pero aún hay personas que se esconden o huyen de las miradas de desaprobación para demostrar su cariño mutuo”.

Tras el acto de esta mañana en Es Freginal, con paella incluida, una histórica marcha ha recorrido las principales arterias de la ciudad. El Claustre del Carme rematará la fiesta de la mano de Diabéticas Aceleradas.

La primera marcha del orgullo Menorca Pride quiere ser un punto de partida de la normalización de la sociedad y un marco de libertad en la que aquellas personas que quieren más información puedan encontrarla en asociaciones como Diverxia, de reciente creación.