Cinco partidos, cinco promesas o juramentos diferentes para el cargo del Consell. Los representantes electos el pasado 26 de mayo ofrecieron un amplio abanico de opciones para acceder al cargo de consellers. Los cuatro miembros del PSOE se limitaron a prometer sus cargos con la fórmula tradicional de jurar o prometer “por mi conciencia y honor cumplir fielmente los deberes del cargo de conseller del Consell Insular de Menorca con lealtad al Rey y hacer cumplir la Constitución y el estatut de Autonomia de les Illes Balears como normas fundamentales del Estado”. Los cuatro representantes del PP, juraron en lugar de prometer. José Negrete de Ciudadanos recitó un texto muy similar pero tras prometer el cargo, añadió una coletilla. Después del “con lealtad al Rey” dijo “y a España”. En el caso de Unides Podem, la coletilla llegó en el mismo lugar. Cristina Gómez, tras prometer el cargo y al llegar al tema de “lealtad al rey” le sumó “por imperativo legal”. Más coletillas le pusieron los de Més per Menorca. Además del “por imperativo legal” en el tramo de la monarquía le añadieron al final de todo “y sin renunciar al derecho de autodeterminación del pueblo menorquín”. Todas las fórmulas fueron consideradas válidas por la mesa de edad y la secretaria.
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… también es cierto decir que técnicamente, todos juraron o prometieron, a su manera, de la misma manera, en cuanto que lo hicieron frente a un ejemplar de la Constitución y del Estatut… pero en absoluto con la mano puesta sobre un ejemplar de ese libro de cuentos que es la Biblia, ni postrados de rodillas frente a un enorme crucifijo, como cuando se hacía en tiempos de nuestros padres, en las imágenes en blanco y negro del NO-DO… y es que no se entiende ahora cómo pudimos consentir que se siguiera con aquel paripé, anacrónico y vergonzante, de las juras y tomas de posesión tuteladas por el confesionalismo… cuando todo el mundo es consciente de que TODOS estamos viviendo en sociedad bajo el amparo de un estado común, PERO no todos, en absoluto, somos creyentes en una ideología religiosa que hasta hace bien poco parecían imponernos los políticos con un protocolo ridículo… menos mal que vamos evolucionando, menos mal que hemos desterrado los símbolos religiosos del ámbito público… vamos por el buen camino